Imames marroquíes dicen que el Gobierno les amenaza para que no hablen de la guerra

Un número no determinado de imames marroquíes fueron amenazados verbalmente por funcionarios del Gobierno para que en sus prédicas semanales no hagan referencia a la guerra del Golfo, ni llamamientos de solidaridad en favor de Irak, según informaba ayer el periódico nacionalista de oposición Al Alam.La polémica en torno a la actuación del Ministerio de Asuntos Religiosos continúa subiendo de tono y amenaza con desbordarse y convertirse en una cuestión de orden público.

Al Alam, portavoz del partido nacionalista Istiq1al, descargó ayer otra vez sus baterías dialécticas contra el Ministerio de Asuntos Religiosos por su intento de controlar las prédicas semanales de los imames y evitar que los recintos religiosos se conviertan en núcleos de agitación política.

Asegura el periódico que el Gobierno, en una primera fase, intentó ejercer este control a través de normas y comunicados escritos que dirigió a los responsables de las mezquitas e incluso a los propios fieles. En una segunda fase, y ante la transgresión de estas normas, el Ministerio de Asuntos Religiosos, en colaboración el de Interior y con la Administración local, desplazó al interior de los templos a funcionarios para que tutelaran el cumplimiento de las consignas.

Ahora, continúa El Alam, se ha optado por amenazar verbalmente a algunos de los imames, evitando de esta manera que puedan pronunciar las prédicas de acuerdo con "las normas divinas" y "las tradiciones coránicas". El editorial del periódico que dirige Abdelkrim Ghalab recalca una vez más que el Ministerio de Asuntos Religiosos "intenta intervenir en una cuestión que no es de su incumbencia". Y añade que las obligaciones de los imames y de los ulemas, según se desprende del Corán, es la de predicar cuestiones relativas a la vida, a la sociedad, a la independencia y a la dignidad de los ciudadanos.

El pasado viernes, en Nador, la ciudad más próxima a Melilla, se pudo constatar que los oficios religiosos de algunas mezquitas duraron poco menos de cinco minutos y que continuaron con sus oraciones en la calle. Estos hechos, sin ninguna explicación lógica, parecen estar relacionados con las medidas de control y seguridad establecidas por la Administración. El Gobierno marroquí parece decidido a controlar el fervor popular en favor de Irak.