Tres palestinos, muertos tras infiltrarse en Israel

Tres activistas, aparentemente palestinos -"extremistas islámicos", según Tel Aviv- atravesaron la frontera Jordano-israelí a las siete de la mañana de ayer y se parapetaron en el territorio judío a la espera de su objetivo: un autobús militar que viajaba por la región de Arava, unos 100 kilómetros al norte de Eliat.En el memento de la emboscada, los infiltrados arrojaron granadas contra el vehículo y comenzó un intercambio de fuego con los ocupante del autobús y una patrulla israelí que merodeaba por allí. El resultado de todo ello fue cuatro soldados de Tsahal levemente heridos y los tres infiltrados muertos.

Los atacantes procedían de Jordania, y dando por buena la filiación que los considera además de extremistas islámicos como palestinos, se supone que la operación forma parte de los esfuerzos de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y de integristas islámicos para ayudar a Sadam Husein, en un fenómeno que ya tiene lugar en el sur de Líbano.

Después de los ataques aéreos y del fuego artillero a discreción, las unidades de asalto de élite de la brigada israelí Golani, con la cobertura de un cañoneo graneado y el -vuelo de helicópteros, se lanzaron en la madrugada del pasado viernes contra los bastiones de Al Fatah (el brazo militar de la OLP) al sur de Líbano, a una decena de kilómetros al norte de la franja de seguridad que posee Israel en su frontera norte. Ésta era la respuesta a los últimos ataques palestinos con cohetes Katiusha, que en su trayectoria hacia Galilea se quedaron cortos y cayeron en la mencionada franja de seguridad.La acción y la reacción Israelí no tiene nada de espectacular. Sin embargo, la sorpresa la ha causado el líder shií del movimiento libanés prosirio Amal, Nebih Berri (ministro en el Gabinete libanés), que ha condenado los ataques palestinos, para añadir que Amal "no consentirá estas provocaciones, que pueden costarle caras a la población libanesa del sector y pueden hacer rebrotar la violencia en el sur de Líbano, ampliamente poblado por shiíes".

Esta ¡advertencia ha llegado a las diversas organizaciones palestinas, incluida Al Fatah, y lo más sorprendente de todo es que los shiíes proiraníes de Hezbolá no han presentado la más mínima objeción al aviso de Amal.

Para reforzar la advertencia de Arría], el Gobierno de Beirut ha decidido enviar 3.000 soldados del Ejército regular libanés -la mayor parte shiíes-, que se desplegarán a lo largo de, la costa entre las ciudades de Sidón y Tiro, así como en una decena de pueblos situados cerca de la franJa de seguridad israelí. Militantes de Amal y de Hezbolá han abandonado sus posiciones para cederlas a los soldados regulares. Después de algunas duidas, Al Fatali decidió hacer lo propio, pero se niega a entregar las armas al Ejército libanés y alega para ello que Amal y Hezbolá conservan su armamento.

Las autoridades militares israelíes observan con atención el despliegue de los soldados libaneses y son pesimistas sobre su capacidad para silenciar a los Katiusha. El general Yosi Peled, comandante del Ejército israelí del Norte, piensa de todos modos que la situación actual no es la misma que la de 1982, que precedió a la invasión de Líbano.