Los musulmanes de Bradford rezan por la paz
Temor a que la guerra del Golfo complique la convivencia en Inglaterra
Un millar de musulmanes asistía hace un año a la quema de ejemplares del libro de Salman Rushid le en Brafford, al norte de Inglaterra. El mismo día que comenzaba la guerra del Golfo, una mezquita era objeto de un incendio intencionado a una decena de kilómetros en Bakefield. Los musulmanes tienen ahora un temor: que la guerra acabe complicando la convivencia.
"Si la guerra cuesta muchos muertos y heridos a los aliados occidentales la convivencia se hará muy dificil", explica a este diario Llaqat Husain, presidente desde el domingo del Consejo de Mezquitas de Bradford, una ciudad poblada por 480.000 personas, de las que unas 60.000 son de confesión islámica.En los colegios de esta ciudad del norte de Inglaterra se empieza ya a vivir lo que un portavoz municipal llama la conversión del recreo en una batalla de la guerra del Golfci". Por el momento todo queda en palabras y gritos de algunas consignas por parte de los niños no musulmanes y de los que pertenecen a la religión islámica, que en su inmensa mayoría asisten a los colegios públicos, donde reciben, pagadas por su comunidad, también clases sobre moral del islam.
"Somos una comunidad pacífica; somos ciudadanos del Reino Unido, pero es lógico -Igual que los judíos británicos lamentan los bombardeos de Tel Aviv- que nosotros seamos contrarios a los bombardeos de Bagdad", relata a este diario Mohamed Ajeeti, que fue alcalde de Bradford en 1986 por el Partido Laborista. Ajeeb pertenece a esa minoría laborista opuesta a la guerra, a la que alguna prensa no ha dudado en calificar de traidores a la patria. Quizás por no caer en ese calificativo la comunidad musulmana expresa como tal su oposición a la guerra. Lo hace mediante declaraciones, pero no asiste a las manifestaciones.
"No queremos provocar problemas con nuestra actitud", explica el líder religioso Husain. Quien sí asiste a las marchas callejeras es el ex alcalde, nacido en Cachemira (Pakistán) y de nacionalidad británica, como muchos de los musulmanes residen tes en esta ciudad de West York shire. "La guerra muestra el fracaso de la civilización; si decimos que Sadam Husein es un dictador, nosotros no podemos actuar como él, ni puede morir gente inocente por ello, porque así demostramos que no nos hemos contagiado de su locura", dice Ajeeb.Para el dirigente laborista local, "la paz es, además, más barata que la guerra; veremos qué sucede cuando se empiecen a incrementar los impuestos si la guerra se prolonga". Estas ideas favorables a la paz se repiten en las 40 mezquitas con que cuenta Bradford. A ellas asisten estos 60,000 musulmanes asiáticos llegados a finales de los cincuenta y principios de los sesenta de Pakistán, India y la actual Bangladesh, en su mayoría. Ahora, con pasaporte británico -gracias al vestigio imperial de la Commonwealth-, trabajan en industrias manufactureras, pequeños comercios, restaurantes o lavanderías. Participan activamente en la vida política de la ciudad. Su situación ha ido mejorando paulatinamente con la integración de las nuevas generaciones nacidas en el Reino Unido. Prueba de ello es que el Consejo de Mezquitas no defiende la idea de que el conflicto del Golfo sea una guerra santa, ni que los musulmanes tengan que constituir un Estado dentro del Estado.Nueva mezquita"Para los que estamos en un país no musulmán no existe la obligación de sumarnos a la guerra santa", relata el dirigente religioso Husain, quien muestra orgulloso un plano de la mezquita Tabligh-ul-lslam, que se está construyendo en la Carlisle Road de Bradford. El presidente del Consejo de Mezquitas asegura que la situación actual no guarda ningún paralelismo con su airada reacción respecto a la aparición de Versículos satánicos. "Aquello era un problema entre el autor, el Gobierno y los musulmanes de este país; ahora el problema es mucho más serio: muere mucha lente y se destruyen países". Husain cree que las cosas empeorarán a todos los niveles si Israel entra en el conflicto. A la pregunta de qué piensa cuando en Tel Aviv cae un misil Scud, el dirigente religioso responde: "No creo que nadie pueda disfrutar viendo bombas que caen y matan", y añade que, sin embargo, con ello los iraquíes "les dan cucharadas del jarabe que los israelíes tantas veces han suministrado a los palestinos".
También Ajeeb se extiende en ello y pide comprensión para algunas actitudes de los musulmanes. Para el ex alcalde, entender el islam como nación es un retorno al fundamentalismo, "pero es la reacción a la humillación y a la explotación que sufren los países islámicos, y quizás, para algunos, se ha convertido en la respuesta al imperialismo".
El dirigente laborista vive en la zona de Heaton, un barrio no muy lejano de la Universidad de Brafford. Allí, la pasada semana fueron detenidos siete estudiantes iraquíes, que serán internados en el campo de prisioneros de guerra preparado por el Gobierno británico en Rolleston.
El presidente del sindicato universitario de Brafford, Bryn Ormrod, considera injustificada esta decisión y asegura que los detenidos, becados por el Gobierno iraquí, nunca supusieron un peligro.
La seguridad nacional, que el diario The Independent interpreta como paranoia nacional, recomienda este tipo de medidas, que también han afectado a palestinos que viven aquí desde hace años. Está previsto que los palestinos sean trasladados a una cárcel de máxima seguridad. Sin embargo, no parece que por el momento estas medidas inquieten excesivamente en Bradford.
Por el momento, la policía extrema la vigilancia en las mezquitas. Los musulmanes se muestran de acuerdo con ello. Siguen pidiendo la retirada de las tropas británicas del Golfo, la paz y la negociación. El Gobierno británico ha tenido mucho cuidado en respetar la libertad de expresión de la minoría musulmana, que agrupa en el Reino Unido a 1,5 millones de personas.
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