Desde el cafetín
"A un niño que ha nacido esta semana le van a poner Sadam", cuenta, en un cafetín de la zona árabe, el presidente del Centro Sociocultural Musulmán de Ceuta, Mohamed Hassan Yassin. Los clientes, sólo hombres, sonríen ante la ocurrencia.Abselam Mohamed Bofrahi, un carnicero de 43 años, abandona el dominó por un momento: "Se están matando por una gota de petróleo. Los americanos lo han liado todo. Durante más de 40 años nadie se ha acordado de la pobre Palestina. Ahora va a llegar el odio, el mirarnos de reojo. Menos mal que aquí las cosas no se han torcido".
Vasos de té, pipas de kif y, antiamericanismo a raudales. A nadie le gustaría que España entrara en la guerra. A los mu,sulmanes, que como otros muchos espanoles suspiran por el regreso de la flotilla, les crearía un serio dilema. Mohamed, 20 años, parece el único pasota. "No me importa mucho la guerra mientras no llegue aquí".
En la calle, la estudiante Nawal muestra su tristeza: "En el instituto, los compañeros empezamos a separarnos por culpa de la guerra. La convivencia se ha deteriorado. Si las cosas siguen así, el ambiente en clase se va a poner imposible".
Apoyos a Irak
En Melilla no se ha registrado a ningún bebé con el nombre de Sadam, pero el conflicto también se vive con pasión. En ambas plazas la comunidad musulmana -la más desfavorecida económicamente- apoya a Irak. Entre los cristianos se observa mayor despego hacia el conflicto, aunque también es una cuestión que preocupa altamente.
En los cafetines del polígono se sintonizan las noticias de la televisión argelina, la CNN de los islámicos melillenses. Hay quien sintoniza hasta Radio Teherán.
En La Bien Servida se hace el silencio cuando suena la sintonía del telediario 2. La clientela, musulmana, se acerca a la pantalla. Sonrisas ante la imagen de una bandera americana que arde en una manifestación palestina. Jesús Hermida anuncia el desastre ecológico por emanaciones de petróleo. "Tenía que arder todo", replica un cliente. Los Scud contra Israel no inspiran lástima, al contrario que los bombardeos sobre Irak.
Entre los hebreos, los sentimientos son opuestos. Jacob sigue las noticias con angustia, pendiente de sus familiares de Israel. Las tertulias están repletas de estrategas que comentan los acontecimientos y aventuran hipótesis.
En las conversaciones, algunos musulmanes recuerdan la sura del elefante. Cuenta el Corán que, en el año 571, el virrey de Abisinia en Yemen, de nombre Abraham, sitió La Meca con elefantes. Dios le envió bandadas de pájaros, que tiraron piedrecillas hasta deshacer aquel ejército. "Ahora pasará lo misrno", aventuran algunos.
Mientras, en la calle, no falta el humor. "¿En qué se parecen Sadam y Gil y Gil? En que los dos no pueden ni ver a la casa blanca". Es el chiste de moda.
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