Tensión bajo control en Ceuta y Melilla
La guerra del Golfo no crispa la convivencia, pero preocupa en las plazas españolas
Dios, Alá y Yahvé sobre un mismo suelo. En las ciudades de Ceuta y Melilla se vive al minuto la guerra del golfo Pérsico. Cristianos, musulmanes y hebreos se esfuerzan para que el conflicto no repercuta en la convivencia. Desde Madrid, el Gobierno central mira con preocupación hacia las dos plazas, donde se han producido en los últimos días pequeños incidentes. La vigilancia está reforzada en una tierra en la que los telediarios provocan reacciones encontra das y hay quien dice estar dispuesto a luchar junto a Sadam. La huelga general ayer en Marruecos redujo el trasiego fronterizo
Todos desean la paz, pero han elegido bando: los islámicos, con Irak; los hebreos y la mayoría de los cristianos, con Estados Unidos. Todos aseguran que los rivales se alegran de su desdicha."Al-lahu akbar" (Dios es grande). El almuhédano de la mezquita central de Melilla llama a la oración del viernes. Los fieles, que han aumentado desde el comienzo de la guerra, abarrotan la sala. El imam lee las suras (capítulos) del Corán. Evita escrupulosamente cualquier aleya referida a la yihad, la guerra santa.
"Los imames no están cumpliendo su función. Se limitan a obedecer las instrucciones del Ministerio del Interior de Marruecos, del que en realidad dependen. Escuchándoles, parece que el mundo musulmán no tiene ningún problema", se queja Jahfar Hassan Yahia, un joven licenciado en Derecho Islámico y portavoz del Comité por la Dignidad en el Golfo Islámico.
En la mezquita, el primer viernes después del inicio de las hostilidades, Jahfar dirigió la oración "por los mártires de la guerra" que el clérigo no osó hacer. Este simpatizante de Terra Omnium, la organización musulmana más radical, también aprueba lo que ocurrió al día siguiente: la quema de una bandera israelí en una concentración de islámicos contra la guerra y en favor de Sadam Husein.
Para la comunidad hebrea -1.300 de los 65.000 melillenses; los musulmanes son 20.800- fue un golpe. El presidente del grupo que vive con mayor preocupación el conflicto, David Oaknin, es optimista: "Aquí sabemos moderar las pasiones. No creo que vaya a haber crispación".
"No se han producido síntomas alarmantes", tranquiliza el delegado del Gobierno, Manuel Céspedes, que ayer lunes, se entrevistó, con el ministro del Interior en Madrid. También acudió el delegado en Ceuta, Pedro González Márquez.
Céspedes ha recibido como refuerzo una unidad de intervención de la policía, formada por 21 agentes. Como en Ceuta, donde la dotación policial se ha incrementado con 20 efectivos, la vigilancia de fronteras y objetivos estratégicos está reforzada. Desde ambas ciudades se siguen con atención los acontecimientos en Marruecos, donde ayer estaba convocada huelga general en favor de Irak.
El trasiego fronterizo si ha reducido notablemente desde que, el pasado día 17, comenzó la guerra. Ayer fue mínimo, tanto en Ceuta como en Melilla. Los comerciantes se quejan de ello.
"Me iría voluntario"
"La duración del conflicto podría ser perniciosa para Melilla. Siempre pueden ocurrir provocaciones. Si Israel entra en guerra, aquí la preocupación se agudizaría", apunta el delegado Céspedes. Para Jahfar, está claro qué hacer entonces: "Me iría voluntario a luchar por Sadam y haría un llamamiento para que me siguieran otros jóvenes".
En círculos radicales musulmanes se afirma que hay unos 20 hombres dispuestos a entrenarse en Argelia antes de ir al frente.
"Si esto sigue, no quedará un musulmán con la mano atada", advierte con tristeza Dris Abdelkader Teib, presidente de la Asoclación Religiosa Musulmana. Por su parte, los dirigentes de Terra Omnium están dispuestos a realizar una nueva manifestación este sábado y anunciarla megafónicamente durante toda la semana.
"Sadam ha sabido sintonizar con las inquietudes y frustraciones del mundo islámico. De ahí el apoyo", apunta el más moderado Abdelkader Mohamed Alí, presidente de la Asociación Neópolis. "Los conflictos entre musulmanes y cristianos de 1986 sirven ahora como vacuna para enfriar las chispas", añade. Este análisis lo comparten todos los sectores de la ciudad.
Entre los cristianos más radicales hay quien cree que la división en bandos se está viviendo a nivel de rivalidad futbolística. "Es como si unos fueran del Madrid y otros del Barcelona, pero la cosa no pasa de ahí", dice Juan Díez de la Cortina, secretario general del Partido Nacionalista de Melilla. En la tertulia de jubilados en el casino militar también opinan que la sangre no llegará al río: la guerra del Golfo no se trasladará a la sociedad melillense.
En Ceuta -68.000 habitantes, de los que 17.000 son musulmanes y varios centenares judios- el impacto del conflicto también es evidente. "La tensión aumenta dentro de las propias comunidades, pero no entre ellas. De todas formas, no descartamos nada", afirman fuentes próximas a la delegación del Gobierno.
Esta prevención es lógica. Al poco de comenzar la guerra, me dio centenar de simpatizantes del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) -mayoritariamente musulmanes- irrumpió en la manifestación por la paz convocada por los sindicatos. El silencio guardado hasta entonces se llenó de gritos pro Sadam "Este partido se declara en guerra contra todas las fuerzas aliadas, incluso las españolas", afirmaba el PST en un comunicado luego suavizado.
Mohamed Alí, presidente de la Asociación Musulmana de Ceuta, cree que "muchos jóvenes" de la ciudad estarían dispuestos a luchar con Irak. "La convivencia no se ha deteriorado, ni creo que vaya a hacerlo", añade. Otros dirigentes locales, como Ahmed Subaire o el concejal popular Jesús Fortes, tienen la misma esperanza.
Como en la Península, en Ceuta y Melilla los ciudadanos se encomiendan al Altísimo: Dios, Alá, Yahvé por la paz.
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