El dinero se sintió obligado
La bolsa necesitó efectuar una serie de comprobaciones antes de arriesgarse a confirmar la reacción al alza de los días anteriores. Parecía evidente que los 3,8 yenes que había perdido Tokio no servían de apoyo a ningún tipo de movimiento, por lo que hubo que esperar a que las bolsas europeas y los mercados de materias primas se definieran para actuar en consecuencia. Como quiera que las noticias que llegaban de la guerra no aportaban cambios a la situación, los mercados europeos mantuvieron sus posiciones y hasta comenzaron a registrar pequeños avances, lo que hizo que el papel desapareciera poco a poco del mercado español hasta dejar al dinero en evidencia y obligarle a actuar.El índice pasó con lentitud de las primeras cuatro centésimas de descenso a un avance de 1,5 puntos en el momento en que abría sus puertas Wall Street, mercado que no aportó nada nuevo al precario equilibrio de fuerzas de las plazas españolas. Al final el índice se dejó llevar por la presión ambiental de los 10 minutos previos al cierre y subió 1,88 puntos. Tras esa actuación quedan opiniones para todos los gustos, desde las que indican que la bolsa está muy barata hasta los que temen el momento en que haya que pasar a valorar la evolución de las variables económicas internas.
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