_
_
_
_
Tribuna:GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La difícil búsqueda norteamericana

CARLOS CAÑEQUELa guerra del Golfo parece haber situado a Estados Unidos en una coyuntura nueva al no poder utilizar con facilidad los argumentos que se esgrimieron en otras contiendas bélicas -como en el caso de las dos guerras mundiales o en las de Corea y Vietnam- a favor de la democracia y contra los totafitarismos.

La situación de ocupación en Palestina por parte del estado de Israel y el hecho de que las naciones que defiende directamente EE UU -Kuwait y Arabia Saudita- mantuvieran y mantengan estructuras medievales y anacrónicas que nada tienen que ver con los supuestos valores americanos, hace mucho más problemática la legitimación ideológica que presupone implícitos en la historia americana los principios derivados de una tradición liberal y democrática. De otro lado, el resquebrajamiento del bloque comunista ha dejado el campo de batalla sin el enemigo identificable y claro que se había convertido en la justificación de cualquier purga interior o exterior.Reinhold Niebuhr, uno de los más brillantes filósofos americanos, decía que la ironía de la historia americana consiste en la esquIzoide dualidad que plantea su paternalismo intervencionista y la pretensión exportadora de valores que remiten a los grandes mitos fundacionales como la Revolución Americana, la Declaración de la Independencia y la concepción del republicanismo como nueva filosofila inspirada en la virtud. Este sacralizado patrimonio axiológico, que la tradición liberal y protestante ha intentado salvaguardar a toda costa, ha propiciado un permanente debate -sobre todo entre algunos intelectuales- que plantea laldentidad política y cultural de los EE UU: ¿existen valores propiamente americanos?, ¿es la sociedad americana consustancialmente conservadora, liberal o democrática?

En lo ideológico y político, el presunto "democratisino" americano se ha traducido muchas veces en una simplificación de corte populista y monista tan rural como anacrónica. Ejemplos de ello se encuentran, más o menos implícita o explícitamente, en toda la tradición nativista de organizaciones como los Know Nothings y el Ku K1ux Klan o en las distintas corrientes fundamentalistas y antimodernistas que aparecieron a finales del siglo XIX y a principios del XX. La simplificación de esta tradición ruralis,ta y democrática también ha hecho mella en algunas adopciones filosóficas; un ejemplo de ello lo constituye la escuela del sentido común escocés de Thomas Reid -predominante en las universidades americanas durante el siglo XIX- al desnaturalizarse en una visión optimista que verá en la metáfora del hombre común la posibílidad de construir una filosofia tan moralizante como adaptable a los valores norteamericanos. El propio Thomas Jefferson había considerado que la filosofila del sentido común ofrecía las bases intelectuales para el nuevo orden democrático y moral del republicanismo americano ya que volvía a las cosas "tal como son".

Mito maniqueo .

El cine aparece en los EE UU como el gran arte democratizador y, a la vez, socializador de los valores norteamericanos. Hollywood sabrá reproducir, en el imaginativo abanico de sus géneros cinematográficos, el mito fundacional maniqueo en el que el Nuevo Mundo se entendía como un proyecto moral frente al que las culturas inmigratorias y los fenómenos urbanos. La conquista del oeste de la mayoría de los westerns es también-la gran metáfora de una cruzada nacional y / o intemacional que ve en el indio salvaje el símbolo de una incompatible otroidad cultural. Las comedias de Frank Capra -se dice frecuentemente que Capra, al igual que Walt Disney, representa como nadie un cierto tipo de valores norteamericanos- ayudan a cimentar el modelo sensiblero y populista que permanecerá en el cine incluso después de la peculiar coyuntura del New Deal y la depresión económica de los años treinta. En la visión ingenua y optimista de la solidaridad capriana encontramos al mismo afán regeneracionista y puritano del fundamentalismo americano; la solidaridad y la sencillez como el gran valor de la inocencia frente al que se sitúan todos los prejuicios que dan pie a la paranoia de las conspiraciones intelectuales, comunistas o secularizantes.

En los años cincuenta, América no había sufrido las crisis de identidad moral y estratégica que comenzarán a aparecer a partir de Vietnam. Segura de sí misma, de sus importantes logros científicos y tecnológicos, se había sentido capaz de poder llevar a cabo una especie de segunda revolución basada en las dos grandes líneas que habían inspirado la llevada a cabo en el siglo XVIII; es decir, las que se derivan de la Reforma y de la Ilustración, de lo espiritual y de lo racional, de la ética del trabajo y del progreso económico, etcétera. Pero si de un lado se hereda esta tradición europea, de otro se niega el pasado del antiguo continente ya que recuerda a un sistema socio-político basado en las jerarquías hereditarias de la monarquía y el absolutismo. Así, para los valores del protestantismo conservador, Europa, en contraposición a la América moral, aparecerá como el mundo de la corrupción (de Europa llegan como una enfermedad, enemigos tan importantes de la Cristiandad como Darwin y Marx) frente al que será necesario luchar mediante el esfuerzo, la virtud y el trabajo que habían inspirado la Revolución y los padres fundadores; como dice Octavio Paz: "La orfandad histórica americana supone la afirmación de ser un pueblo elegido que ha escapado de la historia y sus conflictos para realizarse en la No mans land del futuro gracias a la libre asociación y el trabajo".

Pero el proyecto de ingeniería social que esta confianza en el trabajo y el progreso parecía augurar, nada tiene que ver con la realidad de las contardicciones que podemos ver hoy en las calles de las ciudades americanas y que sitúan a los EE UU en uno de los países con mayor índice de criminalidad, marginalidad y analfabetismo de las democracias occidentales. El fundamentalismo americano y sus valores claramente en alza, están denunciando a gritos desde finales de los setenta, y a través de sus sofisticados sistemas televangellstas, la "terrible corrupción nacionaV que ha llevado a castigos de Dios como el del SIDA. Apelando a esa arcadia definitivamente perdida del puritanismo primigenio, los fundamental istas como Jerry Falwell -consejero moral de las campanas de Reagan y Bush- podrían estar empujando al mundo (y la falta de cohesión europea tiene buena parte de la culpa) a una progresiva teologización maniquea del reciente conflicto bélico, convirtiendo a Sadam Husein en un adversario que juega al mismo juego del bien y del mal. Esta dialéctica anacrónica parece haber contagiado a algunas de las figuras del bando occidental; al lacónico e inoportuno 11 sólo Dios sabe" con el que Pérez de Cuellar terminaba su última intentona de paz, se pueden añadir las constantes referencias religiosas del presidente americano y de sus más directos colaboradores como Dan Quayle, quien decía pocos días antes del estallido de la guerra: "La gente de todo el mundo pensará: Dios bendiga a los valientes hombres y mujeres que sirvieron a nuestra nación en el GolfÓ". La identificación entre EE UU e Israel también podría " fun damen tal izar" la guerra. Tal vez, los analistas y estrategas europeos tendrían que prestar más atención a libros como Escucha América escrito hace más de 10 años por Jerry Falwell, este colaborador del partido republicano que cuenta con una de las audiencias televisivas más importantes del país; "Israel será atacada por sus enemigos árabes, como dice el profeta Ezequiel (Ezequiel 38) y Rusia se pondrá al poco tíempo con ellos. Pero si los árabes y los rusos leyeran lo que Dios les tiene preparado en la Biblia, caerían llorando sobre sus rodillas pidiendo clemencia y piedad. América nunca podrá abandonar su apoyo a Israel porque sería abandonar la voluntad de Dios".

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Carlos Cañeque es profesor titular de Ciencia PolítIca en la Universidad Autónoma de Barcelona.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_