Perdidos y sin mapa en el barro del desierto
Las dificultades logísticas de las fuerzas aliadas provocan su extravío por las marismas saudíes
Los periodistas acreditados oficialmente ante las tropas británicas y norteamericanas en Arabla Saudí no tienen acceso a este particular emplazamiento de avanzadilla. Fuera de estos centenares de kilómetros cuadrados de desierto anegado en agua, los puestos de control aliados han recibido instrucciones específicas de hacer retroceder a los reporteros. Y cuando conduces a través de estas marismas de agua y barro no es dificil ver el porqué. Las concentraciones de tropas aliadas que se preparan aquí para la gran batalla terrestre contra Irak no guardan ninguna relación con aquellos escenarios cómodos y eficientes mostrados por los comandantes norteamericanos y británicos en Riad.
La masa de las tropas y armamento blindado que se ha reunido aquí, de cara a la ofensiva terrestre contra Irak, tuvo que luchar a lo largo del camino contra una pesadilla logística que, a veces, deja a unidades blindadas incapacitadas para hallar sus cuarteles generales.Oficiales que hablan de sus dificultades a la prensa sin la autorización de sus superiores se hallan sujetos a la disciplina militar y deben, por tanto, permanecer en el anonimato, pues es fácil identificar sus problemas:
1. Las principales rutas para el abastecimiento se están hundiendo bajo el peso de los vehículos blindados debido a que las obras de construcción -tras cinco meses de preparativos para las hostilidades- todavía no están completas.
2. Muchos oficiales jóvenes están dirigiendo sus unidades hacia las líneas del frente sin ni siquiera los más básicos mapas de carretera. The Independent tuvo que dar en dos ocasiones sus propios mapas turísticos de la región a los jefes del convoy que se perdieron irremediablemente a unos 48 kilómetros de la frontera, en territorio kuwaití controlado por las fuerzas iraquíes.
En una ocasión, esta semana, otro convoy militar rebasó en unos seis metros la frontera entre Arabia Saudí y Kuwalt -al alcance de una posición de artillería iraquí- antes de que le hiciesen retroceder. El convoy había sufrido una desviación de unos 320 kilómetros respecto del emplazamiento al que se dirigía. De los 220 militares que integraban este convoy, sólo 14 llevaban fusiles.
3. El emplazamiento de la principal ofensiva aliada contra Kuwait y las unidades que tienen previsto, tomar parte en el principal ataque se han convertido en un secreto a voces, no sólo aquí, sino alrededor de las bases militares en Dahrán y Al Jubail. Cada uno de los oficiales con los que he hablado está seguro de que los iraquíes deben haber adquirido esta información hace mucho tiempo.
Dificultades médicas
4. El convoy disciplina, situado en las proximidades de la línea de frente, se ha desbaratado. Los conductores de vehículos de transporte a menudo no hacen caso de las órdenes de mantener a una buena distancia sus camiones. Blindados y camiones se mueven por una ruta abarrotada de restos de vehículos averiados o destrozados.
5. Unidades médicas de avanzadilla ya han recibido instrucciones para dar prioridad a los heridos en batalla que tienen posibilidades de recuperarse, dejando los pacientes terminales "en segundo lugar", según las palabras de un médico.
A pesar de que esto es un procedimiento militar habitual en guerra, los servicios médicos aliados dudan sobre su capacidad. para hacer frente al número de heridos graves y temen que muchos puedan morir bajo su cuidado.
Según las palabras de un médico: "Podemos tratar centenares de pacientes y efectuar ocho operaciones a la vez, y tenemos aviones de transporte para sacarlos después. Tenemos camiones de refrigeracón para llevar los cuerpos a la retaguardia, pero podemos llegar a estar sobrecargados. Así que hemos cavado dos fosas comunes. En caso de necesidad serán utilizadas para todos los muertos -británicos, norteamericanos, iraquíes...-, que serán desenterrados más tarde para tener un funeral oficial en su país. Lo que no voy a consentir es tener cuerpos yaciendo a mi alrededor durante la batalla".
El equipo médico está preparado para atender a las víctimas de gases, pero admite que podría hacer poco para ayudar a los pacientes que tengan que ser intervenidos quirúrgicamente si su propia área es sometida a un ataque químico.
Aunque parezca increíble, los médicos militares aliados dicen que el preciso emplazamiento de cada hospital de campo de norteamericanos, británicos y franceses ha sido remitido al Gobierno iraquí por la Cruz Roja Internacional. "Sabemos dónde están sus hospitales, y ellos saben dónde están los nuestros", dice un médico militar aliado. "Esta es la práctica habitual en estos casos. Respecto a esto, tenemos que confiar en los iraquíes", añade. Puesto que el trato dado por el Gobierno de Irak a los prisioneros de guerra ya ha demostrado el tipo de respeto que Husein profesa a la Convenclón de Ginebra, los aliados occidentales sólo pueden esperar que esta confianza sea recíproca.
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