Más sobre la guerra del Golfo
Lo siento por KIO y todo el personal de sus oficinas de prensa y relaciones públicas, pero cada vez que veía a la parienta del velo invocando la libertad para el emirato anexionado tenía la impresión de que la pancarta era un pareo y que al finalizar la sesión fotográfica lo arrojaría al borde de la piscina marbellí, donde doraba su tristeza junto a tantos compatriotas.Lo siento por KIO y Cía., pero cuanto más han insistido en el sufrimiento de la dama envuelta, más me ha parecido un camelo eso de partirse el pecho por un país que cuando lo invaden tiene a la mitad de su ciudadanía de vacaciones, que sólo han dejado en su casa del desierto a la chacha filipina y al jardinero paquistaní, esos que vienen siendo carne de invasión desde que el mundo es mundo. Ahora que casi se oye el fragor de la batalla, cuanto más pasean a la señorita del pañuelo, más me hacen recordar a sus enemigos, los ciudadanos (es un decir) iraquíes, que ésos sí llevan una buena cruz a cuestas, que en los últimos 10 años no han conocido otro deleite que la obligación de inmolarse con los vecinos de cualquier lado, sin que les quepa escaquearse hacia la Costa del Sol para hacer publicidad de estar invadidos por un dictador bocazas como ninguno, quien, tras abrasarles el pellejo en el frente oriental, ahora predispone al universo para que los frían a millares por la vía de urgencia y sin que ningún mandamás aliado tenga un minuto para la compasión por quienes llevan una década comiéndose un marrón de muchísimo cuidado.-
En la edición de EL PAÍS del pasado día 5 de enero de este mismo año se podía leer al pie de una fotografía de la página 3 lo siguiente: "Un oficial de la Fuerza Aérea estadounidense sube a bordo de un F-15 en Arabia Saudí".
En dicha fotografía se aprecia claramente que el aparato al que sube dicho oficial no es un F-15, sino un F-16 Fighting Falcon. Si comparamos estos dos aviones de combate con sendas fotografías que ofrezcan una toma parecida o similar la una de la otra, comprobaremos, sin lugar a dudas, que dichos cazas no se asemejan en lo más mínimo.- Juan Bujanda. Madrid.
Deseo llamar la atención sobre la coherencia de nuestros gobernantes, que se pone de manifiesto estos días cuando legitiman públicamente la guerra de Estados Unidos contra Irak y al mismo tiempo reprimen posturas pacifistas, como la objeción de conciencia y la insumisión. El día 21 de enero serán juzgados seis jóvenes insumisos, sin que ello parezca importar a los medios de comunicación, enfrascados en su propaganda de guerra pro-occidental, ni a la opinión pública (que, como todo el mundo sabe, es manejada siempre por la opinión privada).- Francisco Javier Sáez. Madrid.
Soy un asiduo lector de su periódico. Esto se debe a que creo que EL PAÍS es el periódico más profesional que hay actualmente en Madrid. A esta moral profesional acudo a la hora de escribirle esta carta.
Verá: yo no doy 75 pesetas diarias para no recibir una información lo más completa posible de los temas que su periódico publica. En ese sentido, considero que EL PAÍS es el diario que hoy por hoy llega a más en la información. Pero desgraciadamente he de constatar su alineamiento ideológico. Deseo fervientemente que tal alineamiento ideológico no exista. Es más, exijo que mis 75 pesetas diarias se empleen en luchar contra tal alineamiento.
Señor director, yo no soy demócrata a lo occidental ni a lo oriental. Yo no soy demócrata del Norte ni demócrata del Sur. Soy simplemente un lector que desea recibir información de lo que ocurre en el mundo, incluida España. Quizá usted piense que lo llevo claro, y la verdad es que lo tengo bastante claro.
Señor director, la intoxicación informativa que estoy padeciendo con respecto a dos temas (Oriente Próximo y Europa del Este) es moralmente intolerable. Yo no quiero saber quién es el bueno o el malo de las películas, pues bastante mayorcito soy ya para saberlo. Estoy convencido de que si yo fuera un habitante de una órbita no democrático-occidental, la información que recibiría de las películas, incluso las películas mismas, serían distintas. Todo esto lo sabe usted de sobra. ¿Sería una impertinencia preguntarle qué hace el director de EL PAÍS al respecto?
Pero he lanzado una acusación al constatar el alineamiento ideológico de EL PAÍS. Es evidente, señor director, que su periódico apuesta firmemente por la democracia, digamos, occidental, y para defender y reforzar la estructura social de esa ideología su periódico pone todos los medios a su alcance desde su fundación.
¿Esto debe ser así o tiene que ser así? ¿Existe la publicidad Pasa a la página siguiente
Soy un asiduo
Viene de la página anteriorideológica lo mismo que la comercial en su periódico? Si existe, por favor, me lo explicitan para saber a qué atenerme, lo mismo que sé a qué atenerme con los anuncios publicitarios de coches, lavadoras, etcétera. Me daría mucha rabia que se me dijera: "Pruebe, compare, y si encuentra algo mejor, cómprelo", porque, desgraciadamente, es lo que estoy haciendo ante mi necesidad de información.
Termino la carta, señor director, reiterándole mi más ferviente deseo de que mis 75 pesetas diarias sean empleadas en desideologizar cualquier ideología en las informaciones. En todas las informaciones.- Denia, Alicante.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.