300.000 jóvenes salieron a la calle por la paz
Unos 300.000 jóvenes (más de medio millón, según el Sindicato de Estudiantes) tomaron ayer las calles de la mayoría de las capitales españolas para manifestarse contra el estallido de una guerra en el Golfo, convocados por organizaciones estudiantiles y pacifistas. Las marchas coincidieron con una huelga que fue secundada masivamente en los centros públicos de enseñanzas medias y algo menos en las universidades. Fuentes del Sindicato de Estudiantes calculan que se sumaron al paro 2,5 millones de jóvenes en toda España. Las manifestaciones más numerosas, según datos de los convocantes, se desarrollaron en Madrid (más de 70.000 personas), donde la protesta terminó con violentos incidentes, y Barcelona (entre 60.000 y 80.000).
Fuentes del Ministerio de Educación señalaron que la inactividad académica en los centros de enseñanzas medias dependientes de la Administración central fu en aumento a lo largo de la jornada. Los paros también fueron casi totales en los centros dependientes de administraciones autonómicas.En todas las concentraciones se repitieron las consignas contra la guerra en el Golfo y la participación de tropas españolas.
Los manifestantes madrileños recorrieron en una hora el trayecto entre las plazas de Legazpi y Luca de Tena -cerca de un kilómetro- tras una pancarta con el texto "Paremos la guerra, solidaridad con los insumisos".
Chicos y chicas quinceañeras ,con un palo de madera entre las manos formaban el autodenominado servicio de orden de la marcha, mientras algunos adolescentes con la cabeza rapada empezaban a romper todas las papeleras que encontraban a su paso. Entre los participantes, los comentarios se centraban en la suerte que pueden correr los marineros españoles desplazados al Golfo si estalla un conflicto y sobre la salud mental de Sadam Husein.
En la cabecera marchaban media docena de padres y madres de algunos de los soldados de la fragata Numancia, quienes exigieron el regreso inmediato de sus hijos a España. Ana María del Campo, madre del soldado Francisco Javier Bueno del Campo, se dirigió a los asistentes al final del acto y pidió al presidente del Gobierno, Felipe González, la vuelta de su hijo.
Al final de la marcha, un grupo de jóvenes comenzó a lanzar piedras contra las furgonetas policiales que vigilaban el desarrollo de la protesta. Estos manifestantes, la mayoría con la cara cubierta con bufandas o pasamontañas, destrozaron cabinas telefónicas, señales de tráfico, los cristales de varios coches y las lunas de unidades móviles de radio y televisión que cubrían el acto, armados, en algunos casos, con el mismo palo de madera que habían exhibido en el servicio de orden. Grupos de manifestantes recriminaron a los alborotadores con gritos como "somos estudiantes, no maleantes".
Después de casi una hora, durante la que la policía realizó dos cargas y los jóvenes destrozaron un autocar y varias fachadas de entidades bancarias y comercios, los efectivos policiales lograron dispersar a los alborotadores. Cinco jóvenes fueron detenidos, aunque cuatro de ellos quedaron en libertad. Varios informadores resultaron contusionados.
Fuentes de los convocantes rechazaron cualquier relación con estos incidentes y acusaron al Sindicato de Estudiantes, que había conseguido la autorización de la marcha por la Delegación del Gobierno, de haber contribuido al violento desenlace "al calentar los ánimos con los palos que habían elegido como pertrecho del servicio de orden", según Julio Rodríguez, portavoz de los restantes colectivos convocantes.
Un portavoz del Sindicato de Estudiantes, quien también quiso desvincular la marcha de los incidentes posteriores, alabó en cambio el servicio de orden.
Cataluña congregó a cerca de 100.000 estudiantes contra la guerra. La convocatoria que reunió mayor número de manifestantes fue la de Barcelona, donde se concentraron entre 60.000 y 80.000 jóvenes, según los organizadores, y 40.000, de acuerdo con la Guardia Urbana.
La manifestación de Barcelona, que se inició en la plaza de la Universitat y finalizó en la de Sant Jaume, frente a la sede de la presidencia de la Generalitat, estuvo encabezada por una gran pancarta en la que se leía "No a la intervención imperialista".
La manifestación transcurrió con toda normalidad, salvo al fi
nal de la misma, frente al palacio de la Generalitat, donde algunos incontrolados lanzaron varios huevos y latas contra agentes de la policía autonómica, quienes cargaron contra los jóvenes. No se practicó ninguna detención.
Las manifestaciones convocadas por los estudiantes de todas las capitales andaluzas se desarrollaron sin incidentes. Las marchas más numerosas se desarrollaron en Córdoba (12.000 personas) y en Sevilla (10.000, según los convocantes; 5.000 según la policía).
Bajo las consignas de "no a la guerra en el Golfo" y "más dinero, para educación" se manifestaron más de 10.000 personas en Valencia, según fuentes de la Policía Local. La marcha se celebró sin incidentes.
En las tres capitales vascas y Pamplona se congregaron en conjunto cerca de 25.000 personas, según fuentes de los convocantes (10.000 en Bilbao, 5.000 en San Sebastián, 3.500 en Vitoría y 6.000 en la capital navarra), sin que se registrasen incidentes.
Unos 25.000 estudiantes se reunieron en las calles de las principales ciudades gallegas. La manifestación de La Coruña, en la que participaron unas 5.000 personas, transcurrió sin incidentes hasta su conclusión frente al edificio del Gobierno Civil. Allí un grupo de jóvenes comenzó a arrojar piedras contra la fachada y causó desperfectos en los automóviles estacionados en el lugar, según fuentes del Gobierno Civil. Cuatro jóvenes fueron detenidos, dos de ellos acusados de agredir a la Policía. La carga de la Policía causó heridas en la cabeza a un estudiante. La manifestación más numerosa (15.000 personas) se celebró en Santiago de Compostela.
En Zaragoza, unas 10.000 personas en total secundaron dos convocatorias diferentes que concluyeron frente a edificios militares. La marcha de la Coordinadora de Insumisos se concentró ante la sede de la antigua Capitanía General. Un grupo de jóvenes lanzó entonces piedras y huevos contra el recinto militar, momento en que un vehículo del Ejército arremetió contra algunos manifestantes y causó heridas de diversa consideración a una joven, quien tuvo que ser hospitalizada.
Joven quemado
Daniel Velaz Lombide, un joven de 15 años, resultó con quemaduras de pronóstico de menos grave en la cara y la cabeza durante una concentración de unos 1.000 jóvenes en la localidad burgalesa de Aranda de Duero. El muchacho fue alcanzado por las llamas de un bidón con gasolina en el que los manifestantes habían depositado juguetes bélicos para ser quemados.
También se celebraron manifestaciones en Burgos (2.000 personas), Valladolid (10.000), Salamanca (1.500), Logroño (1.000), Granada (5.000), Málaga (6.000), Al 1 cante (3.000) y Castellón (800), entre otras ciudades.
Por otra parte, la coordinadora que agrupa a padres de los soldados enviados al Golfo tiene previsto presentar hoy en el Trlbunal Supremo una denuncia contra González, y los ministros de Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez; Defensa, Narcís Serra, y Portavoz, Rosa Conde, por lo que consideran presuntos delitos de prevaricación y detención ilegal al haber llevado a sus hijos al Golfo.
Más de 500 personas iniciaron a las 18.30 en la madrileña Puerta del Sol una vigilia por la paz con velas que estaba convocada hasta las siete de la mañana, coincidiendo con el fin del ultimátum de la ONU a Irak.
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