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Haz el amor

"Haz el amor, no la guerra", decían los modernos, cuando no había guerra ni nada, y daban una flor. Ahora, que sí hay guerra en perspectiva -a lo mejor empieza hoy mismo-, piensan de distinta manera.Los modernos siempre van con años de adelanto (o de atraso, según se mire). "Haz el amor, no la guerra", está por averiguar si era avanzadilla de la modernidad con vistas a la tercera guerra mundial, que puede empezar hoy, o una reacción tardía a la segunda, que había terminado 30 años atrás.

El consejo desdoblado en dos "Haz el amor, no la guerra" tuvo un éxito tremendo: hasta el más tonto se apuntaba al primero, con lo cual, sobre pasarlo como un rey, quedaba de moderno. Los modernos de entonces se sentían en la gloria. Un poco molestos en agosto, porque vestían pana y bufanda para dar imagen de modernidad, mas les merecia la pena.

Muchos de aquellos modernos, cuyas proclamas pacifistas les hicieron famosos, consideran ahora que la guerra tiene justificación, pues no se puede permitir la invasión de Kuwait. Otras invasiones sí, pero ésta no. Los tiempos cambian, es evidente, y algún moderno de entonces, en vez de dar una flor, sitúa tropas donde diga el presidente de Estados Unidos, que lleva la voz cantante en el conflicto.

El momento es peligroso. Hoy mismo, sin ir más lejos, el mandatario norteamericano podría dar la orden de ¡fuego! y meternos en un cacao de imprevisibles consecuencias, aunque no seamos norteamericanos ni se nos haya pasado por la imaginación semejante posibilidad. O sea, que son necesarias medidas urgentes. Primera, armar la de Dios para que regresen del Golfo, avante toda, nuestros barcos. Segunda, hacer el amor, no la guerra. Con quién, ése es asunto de cada uno, naturalmente; no lo va a poner la Seguridad Social. Y a los de la pana y la bufanda, que les zurzan.

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