Ausencia de explicaciones a la ejecutiva federal socialista
El secretario general del PSOE, Felipe González, no explicó ayer a la ejecutiva federal de su partido las razones por las cuales Alfonso Guerra ha abandonado la vicepresidencia del Gobierno. Tampoco el dimisionario fue más allá de lo que ya expresó en Cáceres en la noche del sábado y en esta atmósfera de sobreentendidos, ningún miembro de la ejecutiva recabó más datos o información. Dirigentes del partido justifican su actitud al considerar que ahora lo importante está en saber las características del futuro Gabinete que González constituirá, aunque reconocen su máxima preocupación por "el nuevo modelo" de relaciones entre partido y Gobierno que necesariamente se inaugurará.El primer punto del orden del día en la reunión de ayer de la ejecutiva del PSOE -la, dimisión de Guerra- se solventó en cinco minutos, según unos miembros de la ejecutiva, y entre 10 y 15, según otros. González tomó la palabra y, con gesto muy serio y "a disgusto", según algunas versiones, comunicó que Alfonso Guerra le había presentado la dimisión y que había sido aceptada. Inmediatamente después, Guerra confirmó su voluntad de dedicarse plenamente a sus responsabilidades como vicesecretario general del PSOE.
Ningún miembro de la ejecutiva pidió la palabra a este respecto, sino que inmediatamente se pasó a analizar la situación en el Golfo. La evolución de este conflicto se invoca en el PSOE como circunstancia decisiva para el momento en el que González decidirá hacer la crisis.
La heterodoxia que ha rodeado la renuncia de Guerra prosiguió ayer con este mutismo de los miembros de la ejecutiva y la inhibición del presidente y del vicepresidente para ofrecer datos de fondo.
La composición del Gabinete es el elemento que dirigentes socialistas consideran fundamental para hacerse una composición de lugar sobre cuáles serán a partir de ahora las relaciones entre partido y Gobierno. En el orden formal, todos los dirigentes del PSOE expresan su confianza en que la comunicación se mantendrá entre las dos instancias y citan como elemento de garantía la figura de González. No obstante, esta tranquilidad no se expresa en conversaciones informales, toda vez que se repite la eficacia del modelo que ha funcionado hasta ahora, basado en que las dos cabezas del socialismo español ocuparan puestos en el Gabinete y en la ejecutiva del PSOE. Los temores vienen desde el partido por el hecho de que pueda constituirse un Gobierno "demasiado autónomo".
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