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LA DIMISIÓN DEL VICEPRESIDENTE

El presidente no hará la crisis antes de su comparecencia del viernes en el Parlamento

El jefe del Gobierno, Felipe González, acudirá el próximo viernes al Parlamento con el Gobierno actual. La crisis, que se presume amplia y con la decisión del jefe del Ejecutivo de suprimir la vicepresidencia única, no se producirá, según las fuentes consultadas, antes del viernes, día 18. El inesperado adiós de Alfonso Guerra obligará a Felipe González a cerrar una crisis abierta pocos meses después de la última remodelación, efectuada en julio de 1988.

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Las citadas fuentes señalaron la última semana de enero como la más probable para que González efectúe los cambios, aunque el día elegido para comunicar la remodelación estará estrechamente vinculado a la evolución de los acontecimientos en el golfo Pérsico. Para entonces habrá decidido una de las cuestiones que ayer presentaban mayor incógnita: si nombrará dos vicepresidentes o ninguno. Lo que sí se descartaba era la actual situación de un único número dos; en buena medida porque la designación de un segundo sería interpretada como un claro gesto de elección de su propio sucesor.Diferente ánimo

Los ministros reaccionaron ayer con diferente ánimo. El titular del departamento de Administraciones Públicas, Joaquín Almunia, sin hilo directo con La Moncloa desde hace meses debido a su enfrentamiento público con Guerra, fue recibido por González la pasada semana. El tono afectuoso empleado por el jefe del Ejecutivo para con uno de los ministros más críticos con Alfonso Guerra hace pensar que Joaquín Almunia seguirá en el Gobierno, aunque no necesariamente en su cargo actual. El encuentro marcó la reconciliación entre ambos. Joaquín Almunia estuvo cenando anoche, en un restaurante de Madrid, con un ex compañero de Gabinete, José María Maravall, en cuya salida como ministro de Educación -el 8 de julio de 1988- siempre se vio la larga sombra del vicepresidente.

El titular de Educación y Ciencia, Javier Solana, era también anoche otro de los ministros satisfechos, según fuentes de su entorno. La escasa conexión de Solana con el vicepresidente Guerra hacían dudar de su continuidad en el Gabinete, hasta el punto de que amplios sectores del PSOE habían comenzado a extender el rumor de que sería el candidato a la presidencia de la comunidad autónoma de Madrid. Ahora, su nombre se perfila para algún ministerio de peso, que algunas fuentes concretaron en Asuntos Exteriores.

El ministro de Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, que está atravesando un momento de especial compenetración con el presidente, despachó anoche telefónicamente la crisis del Golfo con González. Si Fernández Ordóñez, como ha hecho público en alguna ocasión, optara por dejar el Gobierno en cuanto se vislumbre una salida al actual conflicto en el Golfo, lo haría, añadieron las fuentes, en contra de la voluntad del presidente. El nombre de Narcís Serra, compañero de Ordóñez en el gabinete de crisis que se reúne diariamente con González para seguir los acontencimientos de Oriente Próximo, suena como pieza firme en el Gobierno, probablemente en la actual cartera de Defensa. No ocurre lo mismo con el último integrante del minigabinete, la ministra portavoz, Rosa Conde. El director general de RTVE, Jordi García Candau, hombre muy próximo a Guerra, se perfilaba como sustituto de Conde.

Carlos Solchaga, otro de los ministros enfrentados con Guerra, y autodeclarado gran perdedor en el partido en el último congreso del PSOE, sería, sin embargo, gran ganador, ya que su continuidad al frente de Economía y Hacienda se daba como segura.

Firme candidato

El representante de la Unión General de Trabajadores en la Organización Internacional de Trabajo, José Antonio Aguiniano, era anoche firme candidato a suceder a Luis Martínez Noval al frente del de Trabajo y Seguridad Social. Por su parte, el nombre del presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, uno de los más entusiastas defensores de Alfonso Guerra, se barajaba también como posible integrante del sexto Gabinete socialista.

Según apuntó anoche a EL PAÍS un destacado miembro del Ejecutivo, "se abre una etapa con nuevos equilibrios, en la que González pasa de ser imprescindible a indispensable".

La salida de Alfonso Guerra ha sido "muy traumática" para Felipe González, añadió este ministro que, sólo en la mañana de ayer, supo por boca del presidente que Alfonso Guerra abandonaba la vicepresidencia y que lo anunciaría por la tarde en Cáceres. "Más que nunca Felipe se convierte en el árbitro de todo el tinglado. Esto no ha hecho más que empezar. El presidente tendrá ahora que gobernar más con sus ministros y estos lo tendrán más difícil con Guerra controlando la ejecutiva, el aparato de Ferraz y sentado en su escaño al mando del grupo parlamentario".

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