Yuya
El largo silencio de "una voz de bronce"
Yuya es una canaria de La Laguna (Tenerife) que desmiente con su vitalidad el tópico que habla del aplatanamiento de los insulares. Morena, de pelo negro y de risa siempre dispuesta, es un caso extraño en el mundo de la música, que ha sido su profesión: cantante bien conocida en los años setenta, tanto dentro como fuera de su tierra, autora de algunos discos de música latinoamericana, de pronto escogió el silencio y la familia. Ahora se ha planteado el regreso, porque su "voz de bronce", como fue llamada, se lo reclama, pero no porque ella quiera regresar a la competencia y al ruido de los escenarios: "Estoy muy bien en familia: sólo quiero grabar un disco, en solitario y en un estudio. La perspectiva de volver a pisar un escenario, ante el público, no es la que me llama a volver".Ya está preparando el regreso. Será una recopilación de música latinoamericana. "Es, en parte, lo nuestro: no hay un canario que no haya tenido alguna relación con América Latina, y en nuestro espíritu está bien latente. Durante 25 años lo han demostrado Los Sabandeños, y lo siguen demostrando ellos y otros grupos, como Añoranza. Nosotros no somos ajenos a la música latinoamericana porque participamos del espíritu de esa tierra".
Las rancheras mexicanas se mezclan en las preferencias de Yuya con algunos ritmos más románticos, entre los cuales el bolero es una preferencia apasionada. "Y entre los boleros, Somos un sueño imposible. La verdad es que tanto la música latinoamericana como la española tienen en común para mí una exigencia: las dos obligan a echar toda el alma, todo el temperamento, y creo que a mí eso no me falta".
¿Cómo ha podido estar ese temperamento tan alejado del público durante tanto tiempo? "Yo no he cambiado: sigo teniendo lengua de escopeta, sigo siendo alegre y sigo cantando con los amigos. Pero hay un instante en la vida en que uno dice aquí se acabó y elige aquel lado humano que más te compensa. Yo opté por mi vida de casada. No me costó renunciar a los escenarios y no creo que compensen los sacrificios a los que obliga la vida de una artista con las satisfacciones que puede darnos una vida más privada. A estas alturas yo no echo de menos los escenarios, porque, además, cuando canto para mis amigos me siento tan plena que parece que uno solo que te escuche ya es todo el público que cabe en un teatro".
Yuya cree que ya no son necesarios los aplausos. "Hay aplausos íntimos que uno siente cuando está con los demás como si fueran los recuerdos de los aplausos que hubo. Pero sí, hay un gusanito dentro de uno que nos lleva a buscar ese temblor que se siente cuando acabas de cantar y que acaso vuelva si hago este disco con el que quiero regresar con mi voz, aunque no con mi presencia".
"Yo he buscado el silencio, y quiero conservarlo, aunque haga este paréntesis. El silencio es no hacer aspavientos, pasar inadvertida, dejar que el tiempo sea tuyo porque el tiempo son las horas, y la apariencia pública, lo que llaman la popularidad y la fama, acelera el tiempo".
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