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80 familias viven sobre suelo movedizo, según el Ayuntamiento

El arquitecto jefe del departamento de edificación deficiente del Ayuntamiento de Madrid, Fernando Macías, explicó ayer que las 80 familias de la colonia Urpisa, de Vallecas Villa, que se habían quejado de la multiplicación de grietas en las paredes de sus hogares viven sobre "arcillas expansivas, laja de yeso y una escorrentía anormal". Sin embargo, el técnico municipal agregó que no existe peligro inminente y que se debe buscar "una solución política", porque el Ayuntamiento no puede hacerse cargo de los costes del arreglo.

Macías indicó que no se ha cuantificado la cantidad de dinero que hará falta para fijar los bloques movedizos. "Si no hay cambios climatológicos bruscos no hay peligro, aunque sena conveniente que dejaran de regar los jardines, porque empeora la situación", añadió.La solución, sin embargo, no comporta necesariamente el derrumbe del edificio: "Es como un barco que se trata de fijar en el mar a base de colocar troncos desde el fondo del océano hasta su casco", dijo Macías. El técnico explicó que, al igual que en el conflicto de las viviendas de Barcelona con viguetas homicidas, (que se está solucionando a través de acciones conjuntas entre los poderes autonómicos, estatales y municipales), los vecinos de Vallecas debían acudir a los mismos foros. Por ley son los propietar¡os los que costean las reparaciones.

Las 80 familias llegaron a la ciudad en 1965, en su mayoría procedentes de pequeños pueblos. En la actualidad, casi todos los afectados están jubilados o a punto de pasar a esta situación, y ninguno cobra más de 100.000 pesetas al mes.

La constructora Urbanizaciones y Pisos, SA (Urpisa) no se ha puesto en contacto con los propietarios que viven en pisos de 52 metros cuadrados que pagaron hace 25 años a 120.000 pesetas, en régimen de protección oficial. Una de las jubiladas de la colonia corrió peor suerte y compró su piso hace dos años por dos millones de pesetas.

Enfermedad del ladrillo

Las grietas de las viviendas de usar y tirar empezaron a notarse a los 10 años de la llegada de los primeros vecinos, pero entonces pensaron que se trataba del edificio, que se estaba asentando. Ahora saben que el subsuelo sobre el que fue construido no es seguro y sufre de patología expansiva. Es un edificio en crisis.De momento, aparte de instalar numerosos testigos (marcas de yeso sobre las grietas que al desgarrarse indican la velocidad de deterioro de la estructura) se han apuntalado portales y escaleras de algunas de las viviendas.

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El departamento de Fernando Macías, dotado de un nombre tan representativo de la situación de las casas madrileñas como el de Edificación Deficiente, realiza 600 intervenciones al mes, aunque sólo declara en ruina una media de dos edificios cada 30 días. El equipo de estos estudiosos de grietas, soportes y estructuras está compuesto por seis arquitectos y 24 aparejadores, que se desplazan sobre todo a los distritos de Centro, Tetuán y Vallecas. Sobre la situación de la zona Centro, Macías opina que en ocasiones debería apostarse por "rejuvenecer el tejido de la ciudad" y olvidarse de rehabilitar edificios que, como las corralas, tienen viviendas de 20 metros cuadrados con mala ventilación.

El consejo que da el jefe de los técnicos de estructuras reza así: "El mejor remedio contra la mala edificación es atajarla dando aviso cuando empiezan las grietas".

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