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Psicosis de hundimiento

En poco más de tres semanas, Barcelona ha visto hundirse dos edificios de viviendas -ambos siniestros con víctimas mortales-, así como el techo falso de una de las nuevas terminales del aeropuerto, aún por inaugurar. En el mismo periodo, la ciudad ha asistido al apuntalamiento de más de un centenar de viviendas en el barrio del Turó de la Peira, donde el 11 de noviembre se produjo el primer hundimiento, y de un edificio en el céntrico distrito de Sarriá-Sant Gervasi.Aunque estos cuatro sucesos son atribuibles a causas diferentes -cemento aluminoso en el Turó de la Peira, gas en el edifico siniestrado ayer en la calle de Comte Borrell, accidente laboral en el aeropuerto y defectos estructurales en el caso de Sarriá-Sant Gervasi-, el denominador común a todos y su coincidencia en el espacio (Barcelona) y en el tiempo (menos de un mes) han llegado a generar entre los barceloneses psicosis de hundimiento. El siniestro de ayer, causado por una explosión de gas, entronca con una tradición trágica de la capital catalana en este tipo de accidentes, desde que en 1972 una explosión causara 18 muertos en un edificio en la calle de Capitán Arenas.

Más información
Dos muertos y un desaparecido al hundirse un bloque de cinco plantas en Barcelona por una explosión
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