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El director de prisiones dice que los presos de ETA con delitos de sangre pueden reinsertarse

El director general de Instituciones Penitenciarias, Antoni Asunción, aseguró ayer en Bilbao que los planes de reinserción social para presos de la organización terrorista ETA están abiertos a todos, incluidos los condenados por delitos de sangre. "Si su voluntad es la de reinserción", declaró, "la legislación actual no les impide la vuelta a la sociedad con normalidad". El director general de Instituciones Penitenciarias adelantó también una reclasificación de reclusos que permitirá a muchos pasar las Navidades en casa "si las Gestoras Pro Amnistía no entorpecen el proceso".

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Una vía iniciada en 1981

([A última hora de la tarde, Asunción manifestó su voluntad de precisar que sus palabras deben enmarcarse en la reforma del Código Penal que se está ultimando. Ésta permitirá que todos los reclusos, sea cual sea su delito, se acojan a las medidas de reinserción si demuestran tal voluntad, mientras que aquellos que no lo hagan cumplirán la totalidad de la pena. El director de prisiones quiso hacer hincapié, a través de un portavoz de Justicia, en que la legislación no distingue entre tipos de presos, sino entre delitos cometidos]).El director de prisiones hizo la declaración en Bilbao sobre los condenados con delitos de sangre en respuesta a una pregunta sobre las posibilidades de rehacer su vida de un preso como Isidro Echave, con varias penas por asesinato. Echave, a quien hace tres semanas se atribuyó una carta crítica hacia la dirección de ETA redactada en duros términos, se encuentra en Nanclares de la Oca (Álava), donde son conducidos los presos menos reacios a rechazar la práctica de la violencia.

Echave, aseguró Asunción, "al igual que otros que tienen delitos de sangre, si su voluntad es la de reinserción, la legislación actual no les impide su vuelta a la sociedad con normalidad". El director general aseguró que en la actualidad nadie cuestiona desde el Parlamento la estrategia de reclasificar a los presos según su actitud y abrirles la puerta de la libertad provisional.

"Mucha gente podría irritarse", añadió, cuando "alguien que en su día fue victimario aparece después manipulado como víctima por Gestoras [pro Amnistía], Herri Batasuna y compañía", pero la legislación penitenciaria "es progresista y se aplica".

"Por lo tanto", prosiguió, esos 30 años de condena [máximo periodo legal de cumplimiento], si hay voluntad de reinserción, no excluyen a ningún recluso. Lo que interesa es el futuro", sentenció el responsable de la política penitenciaria, "no el pasado".

Reclasificación

En la actualidad, unos 25 presos de ETA han conseguido ya la libertad condicional. Otros 40 están clasificados en tercer grado, el más favorable para el recluso, y pueden a partir de esta situación obtener la libertad condicional en un plazo variable. La mitad de estos últimos gozan de permisos diarios para trabajar o estudiar fuera de la cárcel.En los próximos días el grupo puede verse incrementado en un número importante y "muchos más presos podrán pasar las navidades en casa si las Gestoras no entorpecen la reclasificación". Asunción mostró su confianza en el desarrollo y la ampliación de este tipo de medidas.

El principal obstáculo no es la actitud de los presos, según el director de Instituciones Penitenciarias, sino la de quienes pretenden utilizarles políticamente desde fuera de las cárceles.

Asunción rechazó las acusaciones vertidas en torno a la muerte por infarto del preso Miguel Zalacaín por las Gestoras y Herri Batasuna (HB), a quienes acusó de practicar una constante manipulación, búsqueda del victimismo y utilización de los presos. Zalacaín, de 58 años, falleció de un infarto en la madrugada del pasado sábado en la prisión de Martutene (San Sebastián).

El preso padecía hipertensión arterial, según explicó el director de Instituciones Penitenciarias, y había sufrido sin advertirlo un infarto, en julio pasado, que sólo se le detectó en una revisión médica el mes siguiente. La atención que recibió fue correcta y completa añadió, aunque se le había prescrito por los médicos el abandono del tabaco y un cambio en el tipo de comidas.

Zalacaín era uno de los internos clasificados en tercer grado y por este motivo se encontraba en Martutene, la prisión más próxima a su domicilio en Guipúzcoa. Detenido en noviembre de 1988, fue condenado a ocho años de cárcel por haber facilitado a ETA el uso de una pequena empresa de transportes de su propiedad. Según informó ayer Asunción, hubiera abandonado la prisión en libertad condicional en abril próximo.

La Dirección de Instituciones Penitenciarias estudia la posibilidad de actuar judicialmente contra las Gestoras y HB, que organizaron una campaña calificando de exterminio la muerte del preso.

Corcuera no comenta

([Por su parte, el ministro del Interior, José Luis Corcuera, rehuyó ayer hacer cualquier comentario sobre las declaraciones de Antoni Asunción. "No tengo constancia de semejantes declaraciones", dijo. "No hay motivo alguno, como ya ha dicho la sociedad vasca, para que se produzcan atentados. No hay nada más que decir sobre el particular, salvo que ETA tiene que dejar de matar", insistió]).

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