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ELECCIONES EN LA ALEMANIA UNIDA

Los liberales condicionan su apoyo a Kohl a una fiscalidad especial para la ex RDA

El presidente de los liberales alemanes, el conde Otto Lambsdorff, indicó ayer que su partido no votará a favor del democristiano Helmut Kohl cuando el Bundestag deba elegir al nuevo canciller si no se crea en el territorio de la antigua República Democrática Alemana (RDA) una zona fiscal especial destinada a atraer inversiones de capital.

Kohl, por su parte, intentó minimizar el excelente resultado obtenido por el FDP en las elecciones del domingo asegurando que el voto liberal era "un voto destinado a la continuidad del actual Gabinete".La pelea por el reparto del pastel, que había comenzado ya antes de las elecciones, tomó ayer una intensidad inesperada con el anuncio del presidente del FDP de boicotear los planes democristianos a menos de que se cumpla una de sus promesas electorales más repetidas. El FDP, que ha conseguido en la antigua RDA un 13,4% de los votos, una cifra excepcional, no quiere decepcionar a sus votantes, situados preferentemente en los länder de Sajonia, Sajonia-Anhalt y Turingia, una zona con una gran tradición industrial y mercantil, orientada ahora hacia la pequeña y mediana empresa, precisamente el campo preferido por los liberales alemanes.

Para confirmar sus intenciones, los liberales han anunciado ya la salida del Ministerio de Economía de Helmut Haussmann, el hombre que en algún momento se perfilaba como el líder de la joven generación liberal, pero que fracasó en su cometido y especialmente en dirigir las inversiones hacia el Este. Todo parece indicar que, al margen de un determinado número de carteras, el FDP quiere impone partes de su programa al nuevo Gobierno. Su excelente resulta do coloca a los liberales como el segundo partido de la coalición por delante de la CSU bávara, un punto a tener en cuenta a la hora del reparto de ministerios.

La esperada conferencia de prensa de Kohl en la sede de su partido en Bonn quedó marcada por este hecho. El canciller anunció que ya se había puesto en marcha el mecanismo de negociaciones para la formación del Gobierno entre los tres partidos que formaban el Gabinete saliente e insistió en todo momento en quitarle importancia al voto liberal, en su opinión "un voto de confianza a la fórmula de gobierno que hemos tenido hasta ahora".

No es que los liberales tengan otra opción. Tan sólo una imposible coalición con el SPD, la Alianza 90 y los comunistas renovados del PDS podría alcanzar la mayoría. Pero sí que pueden agriarle las navidades al canciller retrasando la prevista votación del Bundestag, que Kohl desea que tenga lugar el próximo día 21 en el Reichstag, en Berlín.

Lafontaine, ave fénix

En el campo de los perdedores, la situación era ayer un tanto paradójica. Dado por políticamente muerto desde hace ya varias semanas, el derrotado candidato socialdemócrata, Oskar Lafontaine, se convirtió ayer en una especie de ave fénix, el único hombre capaz de levantar a su partido y de configurar una estrategia de futuro para el país. La carga de la derrota, de una manera evidente en todos los círculos políticos de Bonn, se adjudicaba ayer al envejecido aparato del SPD, encabezado por Hans Joachim Vogel, y ya empezaban a sonar fuertemente las voces que piden su destitución y el acceso a la presidencia socialdemócrata de Lafontaine y su equipo.

En el campo de Los Verdes, la situación era totalmente caótica. Las diversas facciones se tiraban los platos a la cabeza acusándose mutuamente de la derrota. Para los fundis, el ala filomarxista y reacia a cualquier tipo de colaboración con el Gobierno, la culpa hay que buscarla en la "burocratización y aburguesamiento" del partido. Los realos, abiertos a participar en la política oficial, piensan que el problema radica en que la mayoría de sus temas electorales han sido adoptados por los otros partidos y el especial funcionamiento de Los Verdes, que impiden a sus parlamentarios cualquier tipo de personalismo y que permanezcan más de seis meses en el Bundestag.

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