No se necesita ser invitado a un funeral
Lamentablemente, parece confirmarse que los obispos españoles tienen los preservativos metidos en la cabeza, y no resulta prudente ni recomendable que se los pongan ahí.Preocupados como están por verificar la calidad moral de nuestros condones, ni siquiera han podido acudir al funeral de los seis jesuitas asesinados en El Salvador.
Ellos dicen no haber sido convidados a las exequias. Pero todos sabemos que para asistir a un funeral no hacen falta invitaciones. Basta con ser amigo del muerto.
Lo que ocurre es que cuando se derrochan energías innecesarias en lo que al sexo se refiere, no quedan ganas para otros menesteres. Y menos aún para ponerse a rezar por unos muertos lejanos, cuya única obsesión fue compartir la vida con los pobres, defender la justicia y practicar la misericordia con quienes se alimentan solamente de sufrimiento.
Se palpa la tristeza de monseñor Suquía cuando habla de la degradación moral de nuestras costumbres. Y lleva razón. Porque, de antiguo, existía la piadosa usanza de rezar por nuestros muertos (máxime cuando habían sido de reputación dudosa, o teólogos de la liberación, que viene a ser lo mismo para nuestro episcopado). Y hoy se va perdiendo aquella entrañable práctica, por el deterioro de las costumbres, que es la consecuencia de los excesos sexuales.
Y es que el dedicarse de manera obsesiva a quitar condones puede llegar a ser conducta impropia de señores obispos.-
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