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Major y Hurd forman frente contra Heseltine en la elección del sucesor de Thatcher

La disputa por el liderazgo del Partido Conservador británico empezó ayer a perder el carácter versallesco de los últimos días cuando el secretario del Foreign Office, Douglas Hurd, señaló que Michael Heseltine no es hombre para unir al partido, y el ministro de Hacienda, John Major, reprochó a su principal rival su instinto intervencionista. Heseltine vino a decir que ambos adolecen de capacidad de liderazgo, al sumarse ahora a sus muy añejas críticas del poll-tax.

La todavía primera ministra, Margaret Thatcher, sigue sin pronunciarse sobre su candidato favorito, y según su hija, Carol, padece "síndrome de abstinencia".La alianza entre Hurd y Major para asegurar que el liderazgo tory no escape de las manos del presente régimen se dejó entrever ayer cuando ambos ministros tomaron distancias contra quien dejó el Gabinete hace cinco años. Las indicaciones de los sondeos de opinión -que predicen una estrecha carrera entre Major y Heseltine- han calentado el ambiente y los espíritus.

Hurd sigue sin poder deshacerse de su imagen de hombre que corre forzado, y ayer manifestó que él y Major trabajan con el mismo objetivo. "Soy un aliado de Major", señaló. El objetivo es recuperar la unidad del partido y elaborar un programa que proporcione una cuarta victoria electoral consecutiva a los conservadores.

Por el modo en que Heseltine ha actuado en las últimas semanas, tendría "auténtica dificultad" en unir al partido, dijo Hurd.

Heseltine, por su. parte, ha desautorizado las aspiraciones al liderazgo de sus rivales, incapaces de distanciarse en su día del poll-tax, el impopular impuesto municipal. "El poll-tax revela la cuestión del liderazgo", dice Heseltine. "Yo fui quien lo dijo primero". Para el ex ministro, su capacidad de liderazgo y de invertir en cuestión de días la suerte política de los conservadores -a los que ahora sonríen los sondeos de opnión después de llevar año y medio por detrás de los laboristas- son cuestiones que avalan su candidatura. Fuera de la ansiada reforma del poll-tax que los tres proponen, aun con distinto énfasis, Major es quien más explícitamente ha aireado su capacidad de atraerse a los electores más propensos a votar laborista.

Thatcher, mientras, se apresta a dar sus primeros pasos por lo que su hija Carol llama "el mundo real". La primera Iministra da naturales muestras de padecer síndrome de abstinencia, según Carol. Por el momento, no se pronuncia sobre la disputa electoral, en la que su candidato favorito es Major.

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