Resucitar el tormento

La sentencia del Supremo de 1985 que condenó a nueve funcionarios de la cárcel de Herrera de la Mancha (Ciudad Real) declaró que los hechos sucedidos en 1979 en ese centro resucitaron el abolido "tormento". Una treintena de funcionarios, algunos francos de servicio, se encargaron, el 22 de julio de 1979, de recibir en la cárcel de Herrera a ocho internos de otro centro. Algunos presos dieron muestras de desobediencia, actitud "fácilmente contenida".

Los reclusos "cuando eran introducidos en el edificio de uno en uno, suficientemente sujetos, lo que impedía que los internos pudiesen agredir a alguien, eran insistentemente golpeados con manos y puños por funcionarios, llegando a hacer sangrar por la nariz a un interno". Todo ello fue presenciado "en actitud aprobatoria" por el jefe de servicio, José Antonio Barroso y conocido por el director, Santiago Martínez Motos, sin que "tampoco adoptase medida alguna tendente a evitar estos hechos o su repetición".

Estos hechos, al difundirse entre la plantilla del centro, hizo albergar a los condenados "la idea de que en el régimen de Herrera de la Mancha, ya de por sí severo, a internos conno medio obedecer"'. En efecto los restante siete condenados, según detalla la sentencia ejercieron la violencia -causa de diversas lesiones a internos- con pies manos e incluso porras, según los casos, contra presos a su llegada a la citada prisión en las fechas de 28 de junio, 5 de ulio, 16 de julio 18 de julio, 3 de agosto, 8 de agosto, y 5 de septiembre de 1979, así como en otras ocasiones no relacionadas con conducciones.