La arquitectura española contemporánea, analizada en tres programas de TVE

Televisión Española emite esta noche, por la segunda cadena, el primero de tres episodios de una serie dedicada a la arquitectura española. Las figuras de Francisco Javier Sáenz de Oiza, Santiago Calatrava y Viaplana y Piñón serán analizadas en Testigos del siglo XX, bajo el epígrafe Tres arquitecturas. Ellos representan tres generaciones, tres modos de entender la arquitectura que se unen en una misma voluntad creativa.

"Se decidió producir la serie, hace ahora tres años, sobre un proyecto de Francisco Avizanda, que ha sido el director de los tres documentos", explica Eduardo Araújo, productor ejecutivo. "No se trataba de hacer una serie exhaustiva sobre toda la arquitectura española. Se eligió a tres arquitectos que fueran representativos de las últimas tres generaciones".Francisco Javier Sáenz de Oiza es inevitablemente el maestro; 72 años de juventud que han formado a varias generaciones de arquitectos, antes como catedrático y director de la Escuela de Arquitectura de Madrid y ahora desde unos medios de comunicación que acaban de descubrirle -es un animal televisivo de primer orden- Figura polémica, contradictoria, provocadora de filias y foblas, como ha ocurrido con sus más recientes obras.

Santiago Calatrava es quizá el arquitecto joven español con más repercusión en la escena internacional. Nacido en Valencia hace 29 años, reúne además las condiciones de ingeniero y escultor. Tiene obras tan conocidas como el puente de Bach de Roda, en Barcelona, o proyectos que levantan pasiones, como su torre de Telefónica para el Anillo Olímpico o el nuevo puente sobre el Támesis.

El tándem Albert Viaplana y Helio Piñón, arquitectos barceloneses de 57 y 48 años, respectivamente, quizá no suene tanto en los oídos del público, pero seguro que sí son conocidas sus plazas de la estación de Sants, en Barcelona o el parque de Besós, en Sant Adriá de Besòs.

La serie, producida en vídeo, explora las obras de estos arquitectos desde su concepción en boceto hasta la realización final. "Terminamos de rodarla hace 10 meses, y algunas obras, como el edificio de Oiza de la M-30 madrileña, conocido como la colmena, estaban entonces incompletas", indica Araújo. Cada capítulo tardó en rodarse dos meses debido a la dispersión geográfica de las obras. "Hemos presentado un proyecto de ampliación de la serie, que está pendiente de aprobación. Aunque ya no sería dentro de Testigos del siglo XX, sino de una serie dedicada en exclusiva a la arquitectura", concluye Araújo.