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La cara oculta de los negocios

El fraude del impuesto sobre el valor añadido (IVA) mediante el empleo de facturas falsas ha puesto de manifiesto, además de una evidente estafa a Hacienda, la magnitud y extensión de otro mundo subterráneo de los negocios cuyo instrumento básico es el dinero negro.

Las investigaciones de los últimos días han puesto al descubierto al menos tres tipos de prácticas ilícitas cuyo instrumento básico es el fraude del IVA: la donación irregular a partidos políticos, la compraventa de terrenos e inmuebles a precios ficticios y el pago de complementos salariales a ejecutivos empresariales que no se declaran a Hacienda. Los tres ejemplos citados precisan un medio de pago opaco, como es el dinero negro, y su instrumento más usual son los llamados talones de puño.

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La práctica de pagar comisiones a partidos políticos para conseguir adjudicaciones de obras públicas es algo más que una sospecha con más o menos indicios, como se ha revelado en el caso Naseiro.

El proceso se desarrolla del modo siguiente: se reúnen un constructor A, un falsificador B y un empleado del banco C. Elconstructor A compra al falsificador B unas facturas falsas de una empresa D -en quiebra o ya desaparecida- Estas facturas simulan, por ejemplo, que D ha realizado unos trabajos o suministrado unos materiales a A por valor de unos 100 millones de pesetas. El constructor A extiende un talón de su propia cuenta de 100 millones para simular el pago de estas facturas. El talón es entregado al empleado del banco C, quien a cambio extenderá un talón de puño (dinero negro) de 85 millones de pesetas para la empresa A, otro de 14 millones para el falsificador B y se queda un millón por los servicios prestados.

Con las facturas falsas adquiridas, en las que figura el pago del IVA, el constructor A puede desgravar 12 millones por este impuesto (12% de 100 millones) y además contabilizar como gasto los 88 millones restantes, con lo que reduce en esta misma cuantía sus beneficios y se ahorra otros 30 millones de pesetas, aproximadamente, del impuesto de sociedades (este impuesto grava con un 35% las ganancias empresariales, el 35% de 88 son 30,8).

Al final el constructor A ha ganado unos 27 millones. Primero pierde 15 millones para comprar las facturas y los servicios del banco, pero después gana 12 y 30 millones de pesetas, del IVA y del impuesto de sociedades, respectivamente.

Sin embargo, lo más ímportante es que el constructor ha conseguido un talón de puño emitido por el banco, que en este caso es dinero negro.

El tercer hombre

Pero el anonimato de los talones puño sirve también para otras operaciones, tal como ha puesto al descubierto este fraude. Por ejemplo, el propietario de un terreno, valorado en libros en 100 millones de pesetas, lo quiere vender por 1.000 millones, que es su precio de mercado. Para no tributar por esta espectacular ganancia se instrumenta una conocida operación triangular. El propietario vende el terreno a un hombre de paja -puede ser un estudiante que esté varios años en el extranjero- por unos 100 millones, y éste lo revende a su vez al verdadero comprador por una cantidad próxima a la real. Con ello se persigue que el beneficiario de las plusvalías sea un tercero, con domicilio desconocido, que no se pueda localizar. Una vez transcurridos cinco años, plazo de precripción del delito fiscal, el tercer hombre ya puede volver a España sin ningún riesgo. El constructor habrá pagado al propietario del solar una parte del precio con dinero blanco (los 100 millones del valor del terreno que figura en la contabilidad) y el resto en dinero negro.

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