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El banco de España anuncia el fin del ciclo de crecimiento acelerado

El gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, aseguró ayer que en 1990 se confirma el fin del ciclo de crecimiento acelerado de las empresas españolas -descenso de actividad, moderación de resultados y aumento del endeudamiento- iniciado el año pasado. Rubio hizo estas manifestaciones en la presentación de los resultados de la central de balances del Banco de España correspondientes a 1989 - que recogen el comportamiento de 9.000 importantes sociedades- en un acto organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección que congregó a más de un centenar de destacados empresarios y financieros.

El informe del Banco de España señala que en 1989 "se produjo una quiebra en la trayectoria de mejora continuada de las empresas, que había fundamentado uno de los periodos más brillantes de crecimiento de la actividad, formación de capital y creación de empleo de la historia española contemporánea. La previsión de un aumento del 10% de los costes salariales para 1990 fue interpretada por el gobernador como un síntoma de la acentuación de las perspectivas negativas para las empresas.Un claro ejemplo de este cambio de situación que experimentaron las empresas españolas el año pasado es que por primera vez desde 1985 pasan de ser ahorradoras netas a endeudarse para cubrir la inversión. En concreto, el conjunto de empresas de la central de balances tuvo una necesidad de financiación de cerca de 300.000 millones de pesetas en 1989, mientras que en el trienio anterior esas empresas tuvieron una capacidad de financiación de unos 200.000 millones de pesetas anuales.

Otro dato significativo es que el excedente bruto de explotación, que refleja en cierta medida la evolución de los beneficios brutos, creció en 1989 a la tasa más baja de todo el periodo analizado (1982-1989). Ese excedente creció sólo un 3,5% el año pasado, frente al 13,5% de 1988 o el 20% del ejercicio anterior, que fue el momento de mayor crecimiento. Esto obedece, según Rubio, a que "la presión de los costes se traduce de inmediato en reducción de márgenes empresariales, en sustitución de producción interna por importaciones y en dificultad de exportar".

Esta quiebra de la senda de crecimiento acelerado no supondrá un cambio de la política monetaria. Por el contrario, el gobernador destacó que en 1991 se producirá una clara coincidencia del carácter restrictivo de las políticas fiscal y monetaria. Señaló que mientras existieran las presiones inflacionistas continuaría el mantenimiento de los tipos de interés y no se suprimiría el depósito previo de los créditos exteriores. Manifestó que modificar la política monetaria sería "un grave error".

En relación con la inquietud que despierta en medios empresariales el fortalecimiento de la peseta, el gobernador señaló que no conocía ningún país que hubiera registrado un largo periodo de crecimiento sostenido que no fuera a base de una moneda

fuerte. Página 65

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