La diplomacia de los rehenes

Como todo tomador de rehenes, Sadam Husein se afana en utilizar los'suyos como moneda de cambio. Desde su primera aparición, televisada, en la que se le veía cínicamente con algunos de sus huéspedes -convertidos en héroes de la paz-, el señor de Bagdad dirige su stock de prísioneros según los intereses del momento. Husein realiza liberaciones colectivas, organiza encuentros entre periodistas árabes y escudos humanos, y anuncia una m ejora, inverificable, de su vida cotidiana.De su grandeza de alma él espera, por supuesto, alguna recompensa política. Falto hasta el morrento de haber obtenido de Sus adversarios un compromiso de no agresión a cambio de la promesa de liberación de todos los rehenes, el presidente iraquí se esfuerza en jugar con la sensibilidad de las opiniones públicas occidentales, lógicamente predispuestas a aceptar algunas condiciones con tal de que los miles de civiles inocentes sean liberados. Hay que constatar que la dipiomacia de rehenes ha logrado algunos éxitos.

Husein ha encontrado en Occídente más de uno dispuesto a seguirle el juego con la esperanza de rescatar a sus compatriotas.(...) Es el beneficiario del desorden europleo. ¿Cómo podrían sus adversarios continuar presentándole como un paria y jefe de un régimen proscrito por el resto de las naciones mientras que personalidades honorables buscan encontrarse con él?

5 de octubre