¿Reconciliación?
El Madrid convive últimamente bajo la amenaza del divorcio. Existe una incompatibilidad manifiesta entre el carácter del entrenador y el respeto que demanda la plantilla. Se ha detectado igualmente una pérdida de confianza entre quien preside y quien dirige, cuya Interpretación provoca ambiente de inestabilidad. Finalmente, los puristas se quejan al observar atisbos de disociación en el juego del equipo. No es frecuente sumar tal correlación de circunstancias parejas. Todo en el Madrid tiende a la disolución, a la derrota o al despido. La noche en la que se presumía que los protagonistas terminarían optando por la separación, llegó la primera gran goleada de la temporada, algo así como una ensoñación de lo que fueron épocas mejores.La noche simuló reconciliación. Es posible que los numerosos goles ablandaran a los protagonistas y quizás algunas críticas preconcebidas, como hay quienes creen que bastan para dulcificar una noche tormentosa un buen champán, una música suave y una atmósfera a media luz. Naturalmente, el champán atonta, la música relaja y con poca luz apenas se ve.
El Madrid de ayer abundó en el croquis que no parece haber funcionado esta temporada. Juega dividido en tres líneas y algunos especialistas concuerdan que dos de ellas son manifiestamente incompatibles con la tercera. Hace un año el Madrid empezó a funcionar cuando Schuster tomó posiciones en la segunda línea para ejercer un papel conciliador. Ahora lo hace Maqueda.
Y ahí surge el divorcio: las dos primeras líneas conducen el balón a duras penas y no alimentan en condiciones a la tercera línea, cuya obligación es buscar el gol. Michel suele encontrar a Chendo por su derecha y a Maqueda por el centro, así como Hagi siente la ferréa escolta de Solana por su izquierda o Maqueda por el centro. Un Butragueño alejado de su territorio natural, también encuentra a Maqueda. Maqueda es principio y final. Míchel, Hagi, Butragueño y Hugo acababan viviendo separados de sus seis compañeros. O aburridos.
La geometría del Madrid es indiscutible, pero no es armónica. La geometría no es sinónimo de orden en el fútbol, deporte que puede abocar al fracaso decisiones aparentemente sensatas. Toshack apuntaló la geometría colocando guardias civiles por guardias de tráfico. Ayer, la presencia de Aragón en la segunda línea y el retraso de
Hagi o Michel para asegurar el buen suministro de balones (es decir, para impedir que Maqueda fuese omnipresente) facilitaron una noche conciliadora. Ahora bien, ¿resolvió el Madrid sus problemas o sólo una eliminatoria europea? Habrá que ver las caras tras la resaca, cuando todos recobren la memoria y, pasados los efectos del champán y la música, la luz descubra la realidad.
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