La crisis de Gobierno en la India supone una amenaza de guerra religiosa

TIM McGIRK La retirada del apoyo parlamentario del partido derechista hindú Baharatiya Janata (BJP) a la coalición gubernamental minoritaria de la India abrió ayer una crisis de Gobierno, de consecuencias imprevisibles, que amenaza con la caída de primer ministro, Vishvanath Pratap Singh, en el poder desde hace 11 meses. El BJP anunció que sus 86 diputados dejaban de prestar su apoyo al Gobierno después de la detención, a primera hora de ayer, de su presidente, Lal Krishnan Advani.

Cuando el primer ministro ordenó la detención de un hombre anciano en la remota localidad de Samastipur sabía que su decisió nprovocaría la caída del Gobierno del Frente Nacional. El anciano resultaba ser el líder del partido Baharatiya Janata, aliado crucial de la coalición gubernamental, y que había iniciado desde hace semanas una odisea de más de 9.000 kilómetros a lo largo de todo el país.Advani había reclutado a miles de militantes hindúes en una marcha hacia Ayodhya, en el Estado de Uttar Pradesh, con el propósito de destruir la mezquita y erigir en su lugar un templo hindú. Singh temía que la destrucción de la mezquita provocase una sangrienta guerra religiosa entre musulmanes e hindúes.

En un discurso difundido al país, el primer ministro subrayó; "No se trata de salvar al Gobierno, sino de salvar a la nación. Los Gobiernos llegan y se van, pero la nación debe permanecer unida". Más de 1.200 musulmanes e hindúes murieron el año pasado en enfrentamientos.

Tras la detención de Advani, los dirigentes de¡ BJP anunciaron al presidente indio, Ramaswamy Venkataraman, la retirada de su apoyo al Gobierno de Singh. Aunque el primer ministro aseguró que no piensa dimitir, parece dificil que un Gobierno presidido por él pueda mantener una mayoría parlamentaria.

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