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La huelga dejó a Madrid sin taxis durante seis horas

Luz Sánchez-Mellado

LUZ SÁNCHEZ-MELLADO La mayoría de los taxis madrileños dejaron de circular ayer por Madrid entre las seis y las doce de la mañana. Incluso los sindicatos que no apoyaban el paro admitieron el éxito de la huelga. La policía detuvo a cuatro miembros de un piquete que pincharon las ruedas de un taxi cuyo conductor estaba trabajando, mientras que la ausencia de taxis, unida al colapso sufrido en la M-30 a causa de un par de accidentes, favoreció en el centro la circulación rodada.

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Las seis horas de paro fueron secundadas por la mayor parte de los 15.500 taxistas madrileños (las cifras de participación facilitadas por los organizadores estiman el seguimiento en un 99%, mientras que los sindicatos opositores a la huelga hablan de "un número significativo de taxistas que han parado por miedo a los piquetes"), lo que provocó un considerable descenso del tráfico en la capital y la desesperación de las personas que dependen de este medio de transporte para sus desplazamientos. De no ser por el paro, ayer hubieran circulado unos 12.500 taxis.Los cuatro taxistas detenidos ayer en la calle de O'Donnell son Joaquín Hernández, de 52 años; Rafael Sánchez, de 45; Carmelo Rodríguez, de 23, e Isaac Peláez, de 36 años. La Plataforma Reivindicativa del Taxi y la Confederación Sindical de Trabajadores Autónomos, colectivos convocantes del paro, pretenden conseguir una sustancial subida de las tarifas del sector, que califican como "de las más bajas de España, a pesar de que Madrid disfruta de la renta per cápita más alta del país", y un aumento de la seguridad. Estos colectivos piden que la bajada de bandera aumente hasta las 300 pesetas, que el kilómetro recorrido cueste 65 pesetas y la hora de parada, 2.000.

Desde primeras horas de la mañana, con el comienzo del paro, se registraron incidentes de escasa importancia, al protagonizar enfrentamientos verbales los taxistas que controlaban el desarrollo de la huelga y sus compañeros que pretendían trabajar con normalidad. Varios taxis sufrieron rotura de lunas por parte de piquetes repartidos en los puntos de encuentro habituales de los profesionales del sector.

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Varios miles de ciudadanos sufrieron las consecuencias de la huelga de taxistas

Viene de la página 1Numerosos ciudadanos expresaron su protesta por los, perjuicios que les ocasionó la huelga de taxis, sobre todo en las estaciones de autobuses y ferrocarril de la ciudad y en el aeropuerto de Barajas, donde los viajeros cargados de voluminoso se afanaban en buscar un medio de transporte alternativo. Otro sector especialmente afectado por el paro fueron los enfermos y ancianos que acuden a tratamiento en los hospitales y ambulatorios que, por su edad o dolencias físicas, no pueden utilizar otros medios como el metro o el autobús.

El aeropuerto de Barajas fue, sin duda, el enclavo más afectado. Desde las seis de la mañana, grupos de conductores que se negaban a ser considerados piquetes de huelga "informaban" a sus compañeros de la convocatoria de paro hasta las doce de la mañana. Durante los primeros momentos de la huelga se registraron enfrentamientos verbales entre estas personas y los taxistas que intentaban recoger a los pasajeros que los requerían. Algunos se fueron con la luna rota.

A medida que avanzaba la mañana, se hacía imposible para los cientos de viajeros que iban llegando encontrar un taxi dispuesto a llevarles a su destino en la capital. Los autobuses de la línea especial Barajas de la EMT, conocidos como los amarillos, no daban abasto, a pesar de que la dirección de la empresa había aumentado su frecuencia con vistas al desastre, a recoger a los numerosos viajeros que, una vez comprobada la seriedad de la situación, se resignaban a cargar con su equipaje y aterrizar con él en la plaza de Colón -fin de trayecto del ómnibus- con la esperanza de que la cercanía de la civilización urbana (metro y autocares) resolviese sus problemas de transporte.

En el fin del mundo

Las cabinas telefónicas del aeropuerto comenzaron a rebosar de impecables ejecutivos que, viendo perdida la mañana de gestiones en Madrid, vencían el reparo de llamar a sus familiares, amigos o conocidos en la capital y les rogaban que fueran a recogerlos al fin del mundo que se había convertido Barajas para ellos. No eran pocos los que, pegada la oreja a su predecesor en la cola del teléfono, se apuntaban al viaje.

Cada vez más cercana la hora de la reanudación del trabajo, muchos viajeros apañaban el viaje con los ociosos taxistas que paseaban por la vía de servicio del aeropuerto y se iban después a quemar la espera delante de un café o una copa en.el bar del recinto. A pocos minutos de las doce, como por ensalmo, las hasta entonces desiertas áreas de aparcamiento de taxis comenzaron a llenarse y, justo al mediodía, dispuestos como en la parrilla de salida de los grandes premios automovilísticos, cientos de coches blancos con el cartel de libre ondeando en el parabrisas se abalanzaron sobre la fila de ansiosos pasajeros que les esperaban a cien metros. La huelga había terminado.

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Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.

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