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Thatcher sufre una de sus peores derrotas electorales desde su acceso al poder

Margaret Thatcher sufrió el jueves una de sus más espectaculares derrotas en sus 11 años de mandato al perder el Partido Conservador el escaño de Eastbourne, un típico baluarte del voto tory. El nuevo parlamentario, el demócrata liberal David Bellotti, subrayó su inesperada victoria con un comentario maximalista: "Esto es el principio del fin del thatcherismo".

El escaño correspondiente a la plácida localidad costera de Eastbourne, hogar de jubilados y clases medias acomodadas, estaba en disputa a raíz del asesinato por el Ejército Republicano Irlandés (IRA) a finales de julio de Ian Gow, un antiguo y estrecho colaborador de la primera ministra y thatcheriano acérrimo, quien gozaba de una mayoría aparentemente insuperable de 17.000 votos.Los conservadores daban el triunfo por hecho y se han encontrado con que los liberales, un partido que nunca lo había hecho mal en esa circunscrpción, donde quedaron en segundo lugar en las elecciones de 1987, les han dejado sin el escaño. Los laboristas no contaban y han confirmado el pronóstico. La derrota ha sido un aldabonazo para los conservadores y los dos partidos de la oposición se han apresurado a perfilar la necrológica del thatcherismo, aunque no siempre las elecciones parciales han sido determinantes de unas generales.

Golpe

"Es un tremendo golpe para el Gobierno", dijo Neil Kinnock, líder del Partido Laborista quien confía en derrotar a Margaret Thatcher en las próximas elecciones generales.

Para Paddy Ashdown, líder de los demócratas liberales y aspirante a ser la alternativa de la alternativa, el logro de su vigésimo escaño en una Cámara de los Comunes de 650 parlamentarios, muestra que "el Gobierno está hundido en simas de impopularidad y que se debilita la pretensión del laborismo de ser la única alternativa al poder". El eufórico Bellotti cree que lo ocurrido en Eastbourne marca "el principio del fin de thatcherismo tal y como lo conocemos".

De los resultados de las elecciones parciales en el Reino Unido no deben hacerse extra.s polaciones ambiciosas, pue sirven para recoger un voto de castigo coyuntural, pero el hecho de que Margaret Thatcher siga coleccionando fracasos de este tipo y el que la situación económica no presente visos de mejorar tienen que causar preocupación en la cúpula conservadora.

La realidad es que el Partido Conservador cada vez cuenta con menos tiempo para enmendar la situación y concurrir al electorado con perspectivas de triunfo. Esta derrota contribuye a alejar la celebración de elecciones anticipas, que tienen que convocarse forzosamente para junio de 1992.

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