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Cocodrilos en Preciados

Pirañas, reptiles, tarántulas y serpientes conviven en un acuario privado en el centro de Madrid

Jorge A. Rodríguez

Las pirañas se relamen ocultas tras devorar un ratón vivo. El cocodrilo del Nilo mira de reojo a los gremlins del Brasil. La guarida de estas fieras está en pleno centro de la selva de alquitrán y lianas eléctricas que es Madrid. En la calle del Maestro Vitoria, perpendicular a Preciados, conviven las más exóticas alimañas dentro del único acuario y terrario privado de Europa, dos plantas de sótano de un bloque de casas cualquiera. Algunos de estos seres se han mirado cara a cara con Harrison Ford en Indiana Jones.

Huele a tormenta tropical cuando se entra en el acuario. Con 300 pesetas menos en el bolsillo -lo que cuesta entrar por barba- se baja al redil donde conviven unos 200 animales en cubículos caldeados y con cristales blindados. En mitad de la escalera hay una tarántula inmóvil. Atrás quedan dos escorpiones del desierto. Hasta allí los ha llevado la familia Serrano, que el 23 de diciembre de 1955 abrió el primer acuario de exhibición de Madrid. De entonces es la tortuga marina, que tiene en su caparazón 35 años de visitas y curiosos."Al principio esto fue un boom, había largísimas colas", comenta Javier Serrano, biólogo e ictiólogo (estudioso de los peces), propietario del acuario junto a su padre y otros dos hermanos. "En aquella época", recuerda, "traíamos el agua salada en camiones cisternas desde Santander. Ahora la fabricamos químicamente y es como si fuera del Caribe, sin contaminación". Ese agua se ioniza para que dure al menos un año, de ahí el olor a ozono.

En esas aguas nadan morenas, tortugas y algún cocodrilo, que los hay de varias especies: gavial, negro, del Nilo, Poroso, Acutus o asiático. Éste último tiene 20 años y un par de metros de longitud. Su cubículo está junto a una familia de cuatro gremlins (monos brasileños), dos de ellos nacidos en la jaula. El pasado 23 de febrero nació, por inseminación artificial, una camada de cocodrilos. Junto a ellos hay serpientes pitón, anacondas y un mostruo de Gila, lagarto venenoso que lleva 14 años al pie de su terrario.

En estos años ha pasado de todo: desde un visitante que intentó robar un perezoso u otro que robó un pequeño caimán, hasta un cuidador al que picó una víbora española (venenosa), pasando por otro que perdió la yema de un dedo en la boca de una piraña. Son animales voraces, tanto que alimentarlos cuesta un millón de pesetas al mes.

Sin colesterol

"Lo que cuesta la comida no es tanto. Lo peor es comprar y encontrar larvas de mosquito, hormigas o grillos que comen algunas serpientes y peces", asegura Javier Serrano. Los cocodrilos, además, tienen que comer carne de la mejor calidad porque, si tiene mucha grasa, el colesterol se los puede llevar al otro barrio. De vez en cuando se les echa un ratón vivo o un pollo para que disfruten de la caza.

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Javier Serrano asegura que una tarántula y una cobra participaron en la primera parte de Indiana Jones mientras que una serpiente del acuario actuó en la tercera entrega, así como en Conan, que se rodó en Cuenca.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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