_
_
_
_
Crítica:FESTIVAL
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Pequeña muestra de un gran repertorio

American Ballet TheaterA lo largo de la semana pasada, el American Ballet Theater completó las seis actuaciones previstas en el Palacio de los Deportes, que eran el eje del VII Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid, y a partir del pasado viernes presentó un total de seis obras distintas como muestra de su vasto y variado repertorio.

Un gran clásico petersburgués -el segundo acto, El reino de las sombras, de La Bayadera, de Petipa-, interpretado con brillantez por un cuerpo de baile a la altura de las exigencias; una ejemplar rendición de un clásico actual (Tema y variaciones, de Balanchine), creado en 1941 para esta compañía, que no ha dejado nunca de mimarlo; el último éxito de la hasta hace unos meses directora adjunta de la compañía, Twyla Tharp, Breif fling (Cana al aire), como inequívoca muestra de la vitalidad del talento de esta deslumbrante coreografía de 49 años que ha hecho caer los muros mentales y estilísticos que separaban la danza moderna y el ballet, y finalmente un nuevo montaje de la Gaieté parisienne (1938, de Massine, divertido e intrascendente, bailado con más entusiasmo que gracia y en una nueva producción, de 1988, en que todo se ha sacrificado a los figurines caricaturescos del modisto parisiense Cristian Lacroix) proporcionaron los mejores momentos y la ocasión de comprobar el amplio registro y la calidad de la compañía neoyorquina.

Programas II y III

Dirección: Jane Hermann y Oliver Smith. Orquesta de la Radiotelevisión Polaca. Dirección: Emile de Cou y Jack Everly.Madrid. Palacio de los Deportes, 12 y 13 de octubre.

Menos acertadas resultaron las muestras de coreografía británica, que, sin embargo, tantos éxitos le ha proporcionado a lo largo de su historia: un Ashton, Birthay offering (1956) totalmente apolillado, que desperdicia y hace aparecer torpes a siete de las mejores solistas de la compañía, y un Tudor (The leaves arefading, 1975) atípico, sin contenido dramático, en un estilo fluido y natural, sobre música de Dvorak, que adormece suavemente y que, en términos generales, maneja mejor la escuela holandesa actual.

En las cuatro funciones hubo ocasión de contemplar a varia de las excepcionales primeras figuras actualmente en la plantilla del American Ballet Theater: Julio Bocca, en primer lugar, con sus apabullantes facultades -su solo de La Bayadera el viernes por la tarde electrizó al público- y su tendencia al desaliño, que le impidió redondear su aparición en Tema y variaciones el sábado; Ricardo Bustamante -colombiano de Medellín-, de presencia principesca y potencial de verdadera estrella; Wes Chapman y Cheryl Yeager, espléndidos de rapidez, vivacidad y energía bien administrada en el intrincado y brillante Breif fling; Susan Jaffe, con su técnica sólida y su larga línea, que hizo un precioso adagio en La Bayadera y una vendedora de guantes alegre y elegante en Gaieté; Amanda McKerow, impecable en sus dos temas, que tuvo que bailar ante la indisposición de quien es quizá la más completa de la actual plantilla del American, Cynthia Harvey. Harvey, que fue catapultada al estrellato jovencísima como pareja de Barysnikov, se ha convertido con los años en una auténtica bailarina, con la amplitud de movimientos, la brillantez técnica y la naturalidad interpretativa de los auténticamente grandes. El jueves, acompañada por Bustamante, hizo una Giselle memorable.

Lástima que a pesar de los esfuerzos realizados -trayendo a la Orquesta de la Radiotelevisión Polaca y montando un excepcional equipo de luminotecnia, entre otros- no pudieran superarse los inconvenientes que un recinto tan desangelado y poco propicio para espectáculos de esta naturaleza trae consigo. La oscuridad nunca era total en la sala -en las funciones de tarde se filtraba luz; en las de noche nadie se molestaba en apagar los neones de los pasillos-; el humilde telón casi transparente no llegaba a tapar las vergüenzas de los ejercicios de precalentamiento ni a los funcionarios encargados de abrirlo y cerrarlo, y los ruidos de detrás del escenario quitaban la devoción en los momentos clave.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_