"España me enseñó la fraternidad"

En 1937 participó en el congreso de escritores antifascistas celebrado en España y vivió, junto a Miguel Hernández, Alberti y Altolaguirre lo más duro de la guerra civil. "España me enseñó el significado de la palabra fraternidad. Hay cosas que nunca olvidaré. Un domingo fui con dos amigos, los poetas Manuel Altolaguirre y Arturo Serrano Plaja, a un lugar cercano a Valencia y tuvimos que regresar a pie porque perdimos el último autobús. Ya era de noche, caminábamos por la carretera y de repente el cielo se incendió con los dispa ros de la artillería atiaérea. E pueblo al que llegabamos estaba ...

En 1937 participó en el congreso de escritores antifascistas celebrado en España y vivió, junto a Miguel Hernández, Alberti y Altolaguirre lo más duro de la guerra civil. "España me enseñó el significado de la palabra fraternidad. Hay cosas que nunca olvidaré. Un domingo fui con dos amigos, los poetas Manuel Altolaguirre y Arturo Serrano Plaja, a un lugar cercano a Valencia y tuvimos que regresar a pie porque perdimos el último autobús. Ya era de noche, caminábamos por la carretera y de repente el cielo se incendió con los dispa ros de la artillería atiaérea. E pueblo al que llegabamos estaba iluminado por los disparos. Lo atravesamos cantando La Internacional para darnos valor y dar valor a la gente y nos refugiamos en una huerta. Los campesinos nos fueron a ver y cuando supieron que yo era mexicano se conmovieron".De regreso a su país suguió vinculado a España y a los republicanos españoles exiliados a comienzos de la década de los cuarenta, aunque rompió rotundamente con el comunismo. "Me vi envuelto en muchas polémicas con motivo del llamado -realismo socialista-. Tuve dificultades muy serias con un poeta que admiro, Pablo Neruda. Cuando pienso en esos años me pregunto cómo fue posible que tantos espíritus notables padieciesen el contagio del estalinimo, esa lepra moral. Aberraciones del instinto religioso, ese instinto tan mal estudiado".

Paz seguía compartiendo el espíritu revolucionario de algunos de sus compañeros de época, pero desconfiaba de las teorías revolucionarias. Se fue acercando, pues, al surrealismo.

Leyó a Lorca y a Alberti antes que a Machado y a Juan Ramón. "Erarnos admiradores de Lorca, Guillén, Salinas, Altolaguirre". De la Antología de Gerardo Diego pasa a la literatura francesa, y de ahí a Nietzche y a la política.