Chulo y altanero

A Jaime Urrutia sólo le faltaba el pañuelo al cuello para ser un perfecto y castizo don Jullán. Tras él, un Edi Clavo sólido y escueto en la batería. A su izquierda, siempre como un recién llegado, el bajista Ferni Presas. Antes, para caldear el ambiente, el grupo Avíate presentó su primer disco, Capital del dolor, con un pop melódico, bien ejecutado y no demasiado original. Los jadibos de Jane Birkin y Serge Gainsburg introdujeron Privado, la primera canción del recital de Gabinete Caligari, que cerró el ciclo Música en Las Ventas.Profesionales, seguros y con su habitual distanciamiento, los componentes de Gabinete Cafigari ofrecieron una de sus características actuaciones, apoyada en una producción cuidada y costosa que, excepto un buen sonido, no aportó nada al recital pero demostró el patrocinio publicitario de una multinacional. El grupo dejó bien claro que no necesita ayudas para sacar adelante su música, plagada de canciones contagiosas, casi himnos, de ambiente español y con un concepto del casticisino que marca la diferencia.

El engolamiento de la voz de un Jaime Urrutia en gran forma proporciona al grupo ese aire altivo que no contribuye a acercar su música ni a hacerla más natural, pero el público seguidor de Gabinete Caligari ha aceptado su estilo de buen grado, como demuestran los 215.000 ejemplares vendidos de su último disco, Privado. Con unos arreglos elementales y unas composiciones demasiado repetitivas por su excesivo acercamiento a unos esquemas que el propio grupo ha convertido en arquetipos, Gabinete Caligari cuajó una buena actuación y mostró la consolidación de una carrera que está a punto de cumplir su primera década y que enlaza como pocas con la tradición de la música popular española. Con la que llega de la zarzuela, pasa por la copla, alcanza a Serrat y después se convierte en rock chulo y altanero.