_
_
_
_

Kuwait, patria querida

En la Costa del Sol, un millar de turistas del país invadido aprenden a ser refugiados

Se agarran a la esperanza del retorno sin otra duda que la fecha. Viven pendientes de una palabra: cuándo. "¿Cuándo regresamos, papál?", preguntan unos niños que ya comienzan a ir a colegios malagueños. Volver, volver, la pesadilla se alarga para el millar de kuwaitíes que durante sus vacaciones en la Costa del Sol han dejado de ser turistas para convertirse en refugiados. Viven discretamente protegidos por la policía y amparados económicamente por su Embajada. Agradecen la decisión del Gobierno español de enviar tres buques al golfo Pérsico.

Más información
A manifestarse, en 'charter'

El 1 de agosto eran turistas. Al día siguiente, el iraquí Sadam Husein los convirtió en refugiados. Cuando aquella mañana una mujer avisó a gritos desde su apartamento al bloque de enfrente, los vecinos de las torres Sierra Mijas (Fuengirola) pensaron que la invasión sería menor. Desde que se quedaron sin país, estas familias kuwaitíes viven cad día la nostalgia y el desasosiego omo cada mañana, los hombres están sentados en el jardín, sobre los bancos puestos en corro. Leen la prensa kuwaití editada en Londres y en El Cairo, Al Kabas y Al Anba. Comentan la últimas noticias. El tema de conversación es el mismo desde hace más de dos meses.Abdulmagid, empleado en el sector petrolero, abandona la lectura. "Todos los días al levantarme me digo: 'todavía aquí'. Es como una pesadilla". "No, es peor. El mal sueño se va al despertar, y éste continúa", le rectifica Abbas, empleado en la Universidad.A pocos metros, las mujeres charlan sentadas sobre un par de alfombras. Antes no les interesaba la política, ahora parecen expertas. Hanoof, una estudiante de 15 años, sentencia: "Estas vacaciones son demasiado largas" Y no está claro cuándo acabarán. Por eso las familias kuwaitíes tratan de escolarizar a sus hijos "El principal problema es que no tenemos un colegio adecuado", explica Abdulaziz, presidente de la comunidad radicada en Fuengirola. "En cuanto recibamos libros y alquilemos un piso abriremos una escuela", tranquiliza el cónsul kuwaití en Málaga, Mubarak Al-Shoraian. Mientras tanto, algunos han optado por inscribir a los pequeños en colegios de habla inglesa o en cursos de español.Esta oficina diplomática ha contratado servicios médicos para el millar de kuwaitíes que quedan en Fuengirola, Torremolinos y Marbella -alrededor de 1.200 han abandonado ya la Costa del Sol con rumbo al golfo Pérsico- También se encarga de gestionar las ayudas económicas a sus ciudadanos, similares a los sueldos que percibían en el país. Muy pocos eran hombres de negocios. Los ingresos de una familia pueden rondar las 400.000 pesetas mensuales.

Refugiados de lujo

Apuros económicos, obviamente, no tienen. En comparación con otras diásporas, son refugiados de lujo. Sin embargo, por primera vez en su vida los ciudadanos del hasta ahora país más rico del mundo miran los precios. Así lo hace incluso Abduirahman AlHouty, ministro de Obras Públicas hasta hace cuatro meses. "En mi familia hemos dejado de comer fuera de casa. No es que ahorremos, pero hacemos economías. Esto ha sido una buena lección", explica este vecino de Marbella.Las penas con pan son menos, pero no desaparecen. No es sólo el dolor por la patria perdida, sino también la incertidumbre por la suerte de los seres queridos. La mayoría de las familias están divididas y sin noticias. Los kuwaitíes consultados se muestran partidarios de una intervención rápida en su país aunque ello signifique una guerra mundial. Dicen estar dispuestos a tomar las armas y piensan ya en la reconstrucción.

Mientras tanto, agradecen unánimemente a España el envío de tres buques para sumarse al bloqueo contra Irak y las facilidades para renovar los visados de residencia. "Queremos favorecer su estancia hasta que el conflicto se resuelva", apunta el gobernador civil de Málaga, Francisco Rodríguez Caracuel. "Hemos extremado la vigilancia policial para proteger los objetivos personales y materiales de Kuwait. Deseamos evitar algo no deseable", añade.En los apartamentos Hadi, propiedad kuwaití en Torremolinos, el ex diputado Al-Gari, que ha perdido todos sus negocios, habla de los horrores de la guerra y reza más'que nunca. El Corán asegura que la paciencia es fuente de fortaleza. Ualid enseña a sus hijos "quién es amigo y quién no". "Vamos a volver mañana a matar a Sadam", les dice. "¿Sadam habrá roto mis juguetes?", le pregunta Abdelaziz.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_