El Madrid eliminó, al Odense con un festival de goles
JUAN JOSÉ PARADINAS El Real Madrid superó la primera eliminatoria de la Copa de Europa de esta temporada con un festival de goles que hizo recordar lejanos tiempos. El Odense fue un rival generoso en el juego y en su comportamiento. El campeón danés colaboró al espectáculo como un invitado agradecido: no se encerró en su área, facilitó el aluvión madridista y no utilizó métodos violentos o antirreglamentario s para frenar la superioridad de sus rivales.
El partido encontrará un hueco en la historia del Madrid por dos datos puntuales. El equipo madridista alcanzó las 100 victorias en la Copa de Europa y superó los 500 goles en competiciones continentales. Dos hitos más que añadir al récord de títulos de campeón de Europa, que el Madrid ostenta con seis Copas en .sus vitrinas. Esos fueron los principales alicientes que rodearon el partido de anoche después de que la eliminatoria quedara sentenciada en el encuentro de ida.
La falta de emoción que rodeó el partido contagió en principio a los jugadores y a los aficionados. Sólo los goles despertaron el interés y la diversión sobre el terreno de juego y en las gradas. El pensamiento de unos y otros estaba puesto desde hace días en el sorteo de la próxima eliminatoria. No hubo necesidad de recurrir a las excusas de las ausencias forzadas de titulares como Sanchis, por sanción, y de Chendo, por lesión. El técnico madridista, John Toshack, se permitió el lujo de sentar en el banquillo de los suplentes a titulares como el portero Buyo, Hagi y el, goleador del equipo, Hugo Sánchez.
El primer tiempo evidenció las lagunas de juego que registra en Madrid en estos primeros compases de la temporada. Se movió agarrotado por su rigor en la ejecución de las órdenes de pizarra del entrenador sin pensar en el pobre poderío futbolístico de sus rivales. La defensa madridista no tuvo que esforzarse demasiado. El Madrid, en este período, explotó al máximo su rentabilidad goleadora. Jaro, que hizo su debú en la Copa de Europa, evitó el empate a un gol, y en la jugada siguiente el Madrid aumentó de penalti su ventaja.
El aluvión goleador del equipo madridista llegó en el segundo tiempo, fruto del intercambio posicional de Aragón y Michel. La variación causó estragos en las filas del Odense. Michel volvió a ser el amo de la banda derecha. Sus centros permitieron multiplicar las ocasiones de peligro. Aragón, por su parte, estableció su dominio en el centro de¡ campo. La marcha del marcador permitió entre otras alegrías la de ver a Butragueño como defensa derecho por la sustitución de Michel.
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