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El Senado se hace inteligente

El nuevo edificio de la Cámara alta incorpora, además de piscina, grandes avances tecnológicos

Luz Sánchez-Mellado

El depósito de seguridad contra incendios con que había que dotar al nuevo edificio del Senado, según el arquitecto firmante del proyecto, Salvador Gayarre, acogerá, "mientras no sea necesario vaciar la alberca para extinguir un fuego", las abluciones de los senadores, que tras el relajo podrán recibir a sus visitas en un despacho individual dotado de todas las posibilidades de información, comunicación y seguridad que ofrece la tecnología más avanzada del mercado. El viejo palacio de la plaza de la Marina Española se ha convertido, tras la reforma, en un edificio inteligente.

El nuevo Senado tendrá 254 despachos -uno para cada senador- que se distribuyen en el nuevo edificio administrativo de la Cámara alta y que el arquitecto conservador del Senado, Salvador Gayarre, califica corno "celdas monásticas" por sus reducidas dimensiones.Estas oficinas particulares, de 2,70 metros de ancho por 4,5 de largo y amuebladas de forma idéntica, sin distinciones por grupo parlamentario, ofrecen, según Gayarre, "el espacio justo para albergar una mesa de trabajo en forma de ele para el escritorio y el ordenador, una pequeña biblioteca y una minúscula zona de estar, con una mesita y un sofá para recibir visitas". Pero lo más importante de estas salas "es lo que no se ve", dice el arquitecto. Cada despacho es capaz de albergar los más avanzados aparatos informáticos o telefónicos mediante el simple trámite de conectarlos a las, tomas instaladas en cada una de las oficinas, que, a su vez son controladas desde una sala de comunicaciones situada en cada planta del edificio administrativo.

Eficacia comunicativa

Conseguir una adecuada eficacia comunicativa es una de las esperanzas que los senadores tienen puestas en las obras de ampliación de la Cámara. "Esperemos que la reforma se traduzca al menos en una mejora de las condiciones de trabajo tanto de los funcionarios como dé los propios parlamentarios", dice Alberto Dorrego, portavoz del grupo parlamentario del Centro Democrático y Social (CDS), que recuerda con horror los tiempos de la pasada legislatura, en que los 12 senadores de su grupo tenían que compartir espartanamente 26 metros cuadrados y dos líneas telefónicas.

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El arquitecto conservador del Senado cifra en unas 70.000 pesetas el coste por metro cuadrado de la construcción de los dos nuevos edificios -uno dedicado a despachos y dependencias administrativas y otro, semicircular, que acogerá el nuevo hemiciclo de la Cámara y, en los sótanos, una zona de almacenes y el área deportiva, donde se ubica la piscina, la sauna y el futuro gimnasio- conectados con el palacio de la Marina Española.

"El Senado haría un gran negocio si vendiera este edificio a una multinacional de oficinas. Su emplazamiento y su equipamiento tecnológico sitúan a este inmueble en la última generación de edificios inteligentes", concluye Salvador Gayarre.

Mientras tanto, los portavoces de los grupos parlamentarios de la oposición se muestran cautelosos acerca de la conveniencia de haber realizado una inversión de 4.000 millones.

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Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.

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