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LA CRISIS DEL GOLFO

"Deseo a Sadam Husein que se muera pronto"

Doringa Pellitero relata cómo las tropas iraquíes borran todas las señas de identidad kuwaitíes

"Para los iraquíes, Kuwait no existe", se lamenta Doringa Pellitero, de 28 años, que el jueves concluía su odisea en el pequeño emirato del golfo pérsico donde permaneció seis años. la joven española, que se ha refugiado en una localidad de la Costa del Sol occidental, junto a su hermana, para evadirse de la tensión informativa, relató que, en los últimos días previos a su salida, las tropas iraquíes registraron Kuwait casa a casa, a la búsqueda de armas, destruyendo cualquier vestigio que identificase al país ocupado por Sadam Husein el 2 de agosto pasado.

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"Es una violación; no puede ser y tiene que acabar pronto", ex plicó ayer a EL PAÍS Doringa a su salida de la oficina consular de Kuwait en Málaga, adonde acudió a mediodía para solicitar ayuda económica para sus tres hijos, de cinco, cuatro y un año de edad, que viajaron junto a ella hasta España. Pese a estar casada con un kuwaití, la legislación del emirato le impide obtener su nacionalidad.La joven española, natural de León, relató que los iraquíes registran día a día todos los domicilios para tratar de localizar armas y se apropian de los símbolos, banderas y documentos kuwaitíes que encuentran. "Para ellos, Kuwait no existe ya. Ni papeles ni fotos de los jeques del emirato. Todo lo requisan". Su casa, en el barrio de Aldaehia, también fue asaltada. "Nos sentaron a todos en una sala y empezaron a mirar por todos los sitios". Tras el incidente, la mujer accedía poco después a marcharse del país ante la petición del único diplomático español, Juan José Buitrago.Abusos de los soldadosConsidera que la situación en el país es insostenible y describe abusos de los soldados iraquíes hacia las personas que tratan de cruzar la frontera de Kuwait a través del paso que se abriera con Arabia Saudí hace unas semanas. "He oído muchas cosas. Parejas que tratan de escapar con sus hijos y matan al hombre para violar a su mujer delante de los niños. Deseo a Sadam Husein que se muera pronto", exclama alzando la voz para que sus palabras suenen bien nítidas.

Doringa ha dejado en Kuwait a su marido, un promotor de agencias inmobiliarias al que pide no se identifique por temor a represalias. "Él quiere venir; si puede, hará todo lo posible", comenta esta española a la que la legación diplomática del emirato le ha solicitado que difunda la situación actual en la que vive el país invadido. "Estoy dispuesta a ayudarles en todo lo que pueda", afirma. Su miedo, sin embargo, le indujo el pasado jueves a esquivar la presencia de una treintena de periodistas que le aguardaban a su llegada del vuelo regular de Iberia que la. transportó de Londres a Málaga, a su salida de Bagdad. También ha rechazado residir en León con sus padres porque su familia es muy conocida en la zona.

Desde que regresó no ha podido contactar con su marido. Uno de sus tres hijos, Nourat, la mayor, de cinco años, le ha contado a sus familiares que tuvieron que dejar a su padre allí "porque estaba lleno de iraquíes". Pese a su experiencia, medita en el regreso, "si la cosa se arregla", pero desconria de que esto sea posible. "Dicen que cuando sales es muy difícil entrar otra vez. Pienso mucho en la gente que se ha quedado".

Preguntada sobre lo último que había visto en el país que acaba de abandonar, responde con ironía: "Muchos iraquíes".

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