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Los vecinos de Manjirón, dispuestos a impedir la 'invasión' de los refugiados africanos

Los inquilinos de las 45 casas que hay abiertas en la aldea de Manjirón están en pie de guerra, decididos a no ser invadidos por los africanos que ahora duermen en los jardines de la plaza de España, y que las autoridades regionales quieren alojar en un albergue del pueblo. A las 12.30 de ayer, las campanas de la iglesia tocaron a rebato, y un minuto después se concentraron en la plaza, como por arte de magia, prácticamente todos los vecinos, dispuestos a cantar las cuarenta a la delegada del Gobierno y a la consejera de Integración Social. Pero éstas no llegaron.

Una pancarta de tela blanca colocada ante el portón de¡ albergue del Canal de Isabel II dice taxativamente: "La Constitución respeta la decisión de los pueblos". Es el único signo visible de que el puñado de vecinos que componen la aldea de Manjirón están revueltos desde que el domingo se enteraron de que las autoridades de Madrid pretenden desembarcar en su territorio a decenas de refugiados africanos.1 El albergue fue construido hace 80 años como residencia para los ingenieros que construyeron los embalses que surten de agua a Madrid. El complejo es ocupado en los veranos por los hijos de los empleados del Canal de Isabel II. "Da gloria ver a los chicos formados y con sus monitores al frente", dice Teodoro, un octogenario que vive en la casa que hay al lado del pabellón. "Que vengan chicos españoles no nos importa, pero que nos traigan africanos...", añade.

Cuando los 70 vecinos de Manjirón, entre los que únicamente hay nueve niños, se enteraron del desembarco de africanos proyectado por la Administración regional decidieron cerrar la entrada al albergue del Canal con una rudimentaria barricada hecha con cuatro bidones de hojalata, chapas metálicas y unas vigas de madera. "No vale para nada, pero es un símbolo", dice un anciano con garrota.

"Esa gente no nos puede traer más que miseria. ¿Qué van a traer al pueblo unos africanos?", se queja Consuelo Fernández, propietaria del bar Las Eras. Y María Ramírez Hernández, de 68 años, se suma a la protesta para manifestar con gesto combativo: 'Telipe González tiene mucho sitio en La Moncloa. Que aloje allí a los africanos".

La práctica totalidad de los, vecinos acudieron presurosos a la plaza del pueblo al escuchar el toque de las campanas. Era la contraseña previamente establecida para indicar a la gente que había llegado la consejera de Integración Social, Elena Vázquez, y la delegada del Gobierno, Ana Tutor. Los más ancianos fueron renqueantes y provistos de sillas para aliviar la espera.

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Falsa alarma

Pero fue una falsa alarma. Alguien repicó las campanas al advertir la presencia de unos coches que confundió con los de las autoridades. Después, el secretario. del Ayuntamiento explicó: "La secretaria de Elena Vázquez ha telefoneado para decir que no podía venir porque tenía reunión del Consejo de Gobierno".

Todos coinciden en que no son racistas, pero nadie sabe explicar por qué se oponen al traslado de los africanos a su pueblo. En sus palabras hay una mezcla de recelo, desconfianza y miedo. El socialista Emilio García Moreno, alcalde de Puentes Viejas (demarcación a la que pertenece Manjirón), es quien da el argumento más razonado: "Sería como la invasión de Kuwait. Si aquí hay 60 vecinos y llegan 70 u 80 africanos, eso no es una integración, sino una invasión. Cuando se trata de integrar, lo. lógico es que los que llegan sean menos que los que ya están en el sitio, ¿no?".,

Plantón de las autoridades

Emilio García, alcalde de Puentes Viejas, y Tomás Martín Santamaría, alcalde pedáneo de Manjirón, dejaron sus respectivos trabajos para acudir a la reunión prevista en el Ayuntamiento de este último pueblo con la consejera de Integración Social, Elena Vázquez, y la delegada del Gobierno, Ana Tutor. Pero esperaron en balde, hasta que a las 13.30 les telefonearon para decirles que la reunión quedaba aplazada indefinidamente.Las autoridades locales se quejan del plantón, pero confian en que no se tome una decisión que afecta al pueblo sin consultarles previamente. "Sería una falta de respeto total", afirma Tomás Martín, que tiene un cuñado de raza negra, que trabaja como cocinero.

Los munícipes aseguran que harán "movilizaciones" si la Administración regional persiste en su intento de alojar en Manjirón a la colonia de africanos, pero agregan que aún no han pensado en qué consistirán. Creen que no hará falta llegar a tanto, "porque Elena Vázquez ha asegurado que no está todavía decidido que los traigan aquí".

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