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Entrevista:ARRANCA LA TEMPORADA LITERARIA

"Nunca más cenaremos con los dioses"

Jacinto Antón

La reciente aparición en España de las obras Las bodas de Cadmo y Harmonía (Anagrama), del italiano Roberto Calasso, y Cocuyo (Tusquets), del cubano Severo Sarduy, suponen el pistoletazo de salida de la temporada literaria. Calasso, cofundador de la mítica editorialAdelphi y autor de La ruina de Kasch, ofrece en su segundo libro una visión de los mitos griegos personalísima y al tiempo fiel a las fuentes clásicas. Sarduy, director en Gallimard de la colección La Nouvelle Croix du Sur, presenta en Cocuyo un recorrido iniciático.

Roberto Calasso, de 48 años, acaba de publicar en España el segundo de los libros que le han proporcionado inmensos prestigio y popularidad en su país: Las bodas de Cadmo y Harmonía. Obra proteica, apenas menos inclasificable que La ruina de Kasch, Las bodas de Cadmo y Harmonía es una personalísima revisitación de los mitos griegos que se abre con el rapto de Europa por Zeus y se cierra con la fiesta nupcial de los personajes del título, celebración a la que asistieron .los dioses olímpicos y que culminó, dice Calasso, la época de aproximación entre los seres divinos y los humanos. "Nunca más habrá una ocasión como aquella", señala el autor, "en la que los dioses acudieron al banquete de los mortales, pero seguirán entre nosotros gracias al regalo de Cadmo, las letras, el don de la literatura".Las bodas de Cadmo y Harmonía es un asombroso compendio de mitos griegos, centenares de ellos; es también una obra de historia, de antropología, de política y de filosofía, y hasta una guía de viaje. Constituye un enorme mosaico compuesto de fragmentos heterogéneos -desde el ensayo y el relato corto a la máxima, al aforismo-, que, sin embargo, están fuertemente imbricados y remiten a un todo realmente difícil de asir. Hay en el libro mucha inteligencia, belleza, pasión, poesía, ironía y dosis de erotismo.

"El adjetivo de proteico cuadra bien a Las bodas de Cadmo y Harmonía", dice Roberto Calas so; "ése es, el modo del conocimiento mítico: la metamorfosis Un modo que se opone a otros para nosotros, por ejemplo, el conocimiento es A igual a B pero en el mito no es así, A se transforma en B".

Calasso, admirador del Robert Graves de La diosa blanca se sitúa frente al ingente material de los imperecederos mitos griegos como mitógrafo: "El mitógrafo no inventa, no puede inventar en el sentido novelístico del término, pero en toda historia mítica hay segmentos y variantes ninguna es única -y ésa es su naturaleza más profunda-, lo que permite, y así se ha hecho desde la antigüedad, dar un sentido a esa historia. El resultado son historias diversas, incluso opuestas, del, mismo hecho, del mismo personaje".

"La base de todo, lo esencial", prosigue, "es que los griegos no transmitieron sus mitos por vía sacerdotal como los demás pueblos. Y hay versiones de todo tipo, canónicas, mistéricas, paródicas y hasta obscenas: el mododirecto de decir el hecho sexual de los griegos y latinos no ha sido superado. Horacio escribió, refiriéndose a Helena, que "ya antes de ella fue el coño causa de horrenda guerra". Uno de los nombres con el que los griegos adoraban a la diosa Afrodita era Kallypygos, "de encantador culo".

Calasso utiliza, el ejemplo de Penélope, la esposa de Ulises, usualmente imagen de la fidelidad, a la que una fuente clásica atribuye amores con el bestial Pan y califica de "bacante, zorra puta", dilapidadora de los bienes de su marido. "Una versión no anula a la otra, ambas están presentes en el mito y ésa es la especificidad, el punto más delicado y misterioso de la cuestión: el mito se ofrece por entero en cada uno de sus fragmentos".

Otro ejemplo: las relaciones entre Zeus y Apolo. "Existe una hostilidad profunda que constituye un punto oscuro y que los clásicos, Píndaro, Esquilo, sortearon'. Ahora bien, el tiempo mítico es circular. Zeus desposeyó a su padre Crono y sabe que otro ocupará su puesto. Por eso se dice en el libro que los estupros de Zeus son como un juego de ruleta rusa. Esto nos lleva a nuevas relaciones míticas... El procedimiento del mitógrafo es éste: se ilumina una zona, dejando otra en la oscuridad. Y se vislumbra una cadena en la que todo está interrelacionado".

"El verdadero mundo clásico es un híbrido de lo bárbaro y lo neoclásico", señala Calasso. "Es algo opuesto a lo que entendemos erróneamente por clásico. Un ejemplo, y aparece en el libro, lo proporcionan las descripciones de la estatua crisoelefantina de Zeus que Fidias levantó en Olimpia: el dios, estaba absolutamente recubierto de figuras, otros dioses, héroes, monstruos, encaramados sobre él como parásitos. Ocultándolo, y al mismo tiempo revelando la verdadera esencia del politeísmo".

Cadmo es un héroe civilizador por el que Calasso parece sentir un afecto especial, cosa comprensible, pues de Cadmo se nos dice que había bebido "la leche inefable de los libros". Poco impresionante si se lo compara con -Heracles o Teseo, el fenicio Cadmo realizó, sin embargo, dos proezas excepcionales: salvó al propio Zeus restableciendo el orden olímpico y llevó a Grecia unos signos minúsculos con los que los helenos "aprenderían a vivir a los dioses en el silencio de la mente y ya no en la presencia plena", la escritura. "El mundo de Cadmo es el de la epifanía, el de después está formado por la esencia, los signos, la escritura, que es signo de una ausencia".

. ¿De qué manera debe abordarse un libro como Las bodas de Cadmo y Harmonía? "Sin memoria, intentando ver a estos personajes como si fuera la primera vez que uno se encuentra con ellos. El lector no debe asustarse de que aparezcan tantos nombres en mi libro; en el fondo, no hay historias más entretenidas que los mitos griegos".

Con Calasso hay dos temas tabúes, la comparación con Umberto Eco y sus proyectos litérarios. De lo segundo apenas puede arrancársele que pensó La ruina de Kasch como primer libro de una trilogía a la que luego siguió Las bodas de Cadmo y Harmonía. De lo primero, que "él [Eco] desmitifica y yo mitifico".

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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