Las acacias se comunican químicamente para defenderse, según un científico surafricano
El zoólogo surafricano Van Hoven presenta hoy en el Segundo Coloquio Internacional sobre el Árbol de Montpellier, en el sureste de Francia, su descubrimiento sobre el papel de alarma bioquímica que desempeña una sustancia química, el etileno, en la vida de las acacias. Según este científico, que trabaja en el Parque Nacional Kruger, situado a una hora en automóvil de Pretoria (África de¡ Sur), las acacias son capaces de prevenirse entre sí cuando una de ellas ha sido atacada por algún animal hambriento.
Una vez informadas por sus compañeras más próximas del peligro inminente, mediante una señal que se transmite por vía aérea, el etileno (CH2), las acacias se preparan para defenderse de su agresor y cinco o 10 minutos después ya han llenado sus hojas con una sustancia tóxica capaz de terminar en dos días con el animal que se alimente exclusivamente de ellas.Según informaba ayer el diario Liberation, Hoven realizó su descubrimiento al observar la vida de las jirafas y de los kudu, unos antílopes que viven confinados en un recinto especial, situado en el interior del parque surafricano, cuya extensión total es de un millón de hectáreas.
Las sospechas del zoólogo de que algo extraño ocurría con las acacias aumentaron a medida que veía a las jirafas seleccionar su alimento y diversificarlo al máximo mientras moría un elevado número de kudu, animales alimentados casi exclusivamente con hojas de este tipo de árboles, el más abundante allí donde había sido fijada su residencia obligada.
Cuando Hoven se percató de que los mamíferos que, vivían en libertad sólo rumiaban las hojas de las acacias si éstas estaban distanciadas unas de otras, nunca las de un mismo grupo, empezó a barajar la hipótesis de que podía existir una relación entre los árboles.Luego encontró que la superficie de las hojas de las acacias podían elaborar un veneno, el tanino, que destrozaba el hígado de los antílopes. Además, descubrió que la concentración en las hojas de este veneno variaba, es decir, que sometida a una fuerte rapiña, la leguminosa producía más tanino. El etileno es una sustancia química bien conocida en botánica ya que es la que hace madurar y luego pudrir la fruta.
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