Hombres interesantes

Después de haber leído el artículo Los hombres interesantes, de Julio Llamazares, han venido a mi memoria algunas conversaciones mantenidas con el autor sobre el citado tema: la proliferación de matrimonios desiguales en cuanto a edad cronológica se refiere. Y me gustaría aportarle mi opinión sobre lo que considero un hombre interesante, para así poder completar la encuesta que realiza entre sus amigas.Hace unos años, trabajé en el Senado y conocí, sólo de vista, ya que nunca crucé con él una palabra, a un hombre interesante, era senador, y también sabía que escribía, aunque había leído poco de su obra. Él, por aquel entonces, rondaría los 60 años, y yo sólo tenía 22. Para mí destacaba, tenía algo, y no era el ser senador, ni escritor a ratos perdidos. Y creo saber explicar que ese algo que poseía ese viejo decrépito era una elegancia personal que trascendía a su aspecto físico y que eran un cúmulo de modales, de educación y saber estar que hoy desgraciadamente se encuentran en desuso.

También conozco a un periodista que podría ser mi padre y que a mis ojos le convierten en un hombre interesante, poseedor de ese algo: su espíritu aventurero, la tranquilidad y el sosiego en su aspecto y en sus palabras llenas de elocuencia, la sensibilidad que no necesita ocultarse, la sabiduría que aportan los años y que le restan a uno la petulancia y la pedantería más propias de la juventud. Todos éstos son valores que las mujeres apreciamos y hacen que ese algo pese más que la edad, no sólo en la amistad, sino incluso a la hora de elegir una relación más profunda. Son valores que normalmente un hombre joven no posee, y que sí he conocido en escritores, periodistas, políticos y. vagabundos que podrían ser mis padres, y desgraciadamente no los conozco en escritores, periodistas, políticos y vagabundos de mi edad-