Mangada arremete contra el plan municipal para el crecimiento urbano
El consejero de Política Territorial de la Comunidad, Eduardo Mangada, desaprueba la propuesta de revisión del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid presentada por el equipo de gobierno municipal de centro-derecha. Tras una primera lectura del avance de planeamiento, deduce que "ofrecer el paraíso para el siglo XXI y no abordar los problemas de dentro de tres años es perfectamente reaccionario".
Mientras el Ayuntamiento apuesta por un fuerte crecimiento de la ciudad sobre suelo rústico del norte y del este del término municipal, Mangada -que dirigió como concejal la redacción del Plan General de la capital y como consejero tiene que dar el visto bueno a su reforma- reitera que,"hay que mejorar la ciudad existente en vez de intentar hacerlo todo a la vez en menos de ocho años".El consejero considera que la propuesta municipal para ampliar la ciudad más allá de Moratalaz y de Vallecas representa una concepción de crecimiento urbano en forma de "mancha de aceite" y supone una intervención sobre suelo que está actualmente en manos privadas. Esto representa a su juicio un serio obstáculo para gestionar las plusvalías, además de obligar a prolongar tres líneas de metro más allá de la M-40. El "superplátano" -como denomina Mangada jocosamente, por su forma sobre el mapa, a este proyecto- obligaría a construir una autopista de enlace (la M-45), y se interpone en el trazado previsto para el tren de alta velocidad (TAV). Precisamente, el alcalde de Madrid, Agustín Rodríguez-Sahagún, afirmó ayer que había que potenciar la red del Metro, extendiéndola, entre otros barrios, a Hortaleza, Canillas, Vicálvaro y Vallecas-Villa. Como contrapropuesta "más competitiva y eficaz" a la estrategia del este que defiende el Ayuntamiento, el consejero toma partido por operaciones urbanísticas ya definidas, como la reforma del área militar de Campamento, junto a la carretera de Extremadura. "Son 1.000 hectáreas de suelo público, cercanas al Metro y al ferrocarril de cercanías y con una nueva variante de la N-V; además, los informes de la Dirección General de Aviación Civil señalan que el aeropuerto de Cuatro Vientos puede servir para descongestionar Barajas del tráfico de avionetas y aerotaxis". Otra alternativa de política territorial es la apuesta por el desarrollo urbanístico en el municipio de Rivas-Vaciamadrid para consolidar un área donde ya existen 10.000 viviendas. Por otro lado, el denominado Arco - Norte -entre Barajas y el monte de El Pardo-, donde el Ayuntamiento proyecta otra gran zona de crecimiento, puede yugular, en opinión de Mangada, el crecimiento del aeropuerto -al que será necesario dotar de cuatro pistas-, así como bloquear el punto de arranque de las autopistas de peaje a Burgos y Zaragoza, que estudia en la actualidad Obras Públicas. En este caso, la opción del consejero por el desarrollo metropolitano también propone que el crecimiento por el norte debe dirigirse hacia San Sebastián de los Reyes y Alcobendas, donde está previsto que Renfe construya una nueva línea de cercanías.
Peaje inconveniente
Pero la mayor inquietud del responsable de Política Territorial ante la revisión del Plan General de Madrid se concentra en la zona industrial de Méndez Álvaro-Arganzuela, entre la estación de Atocha y la M-30. Mangada se pregunta adónde van a ir esas empresas, cuántos puestos de trabajo se van a mantener y para quién serán las plusvalías del suelo que liberará el desmantelamiento de las industrias. La respuesta no se hace esperar: los centros de trabajo deben permanecer en la comunidad, los sindicatos tienen que pactar los cierres de empresas y las plusvalías sólo deben servir para cubrir el coste de los traslados.Esta primera lectura del avance del planeamiento le sugiere que el equipo municipal piensa en la Comunidad de Madrid, como en una especie de donuts, con un vacío en el espacio que ocupa la capital.
El consejero Mangada tercia también en el debate sobre la implantación de un peaje para acceder con vehículo privado al centro de la ciudad. A su juicio, el espacio urbano es un bien escaso que debe ser valorado por el usuario, pero es preferible "inducir comportamientos" antes que imponer medidas drásticas. Considera que hay que iniciar un debate público "cautelar" sobre la restricción del tráfico privado.
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