El tiro de gracia
Las sociedades de mayor liquidez en el mercado movieron su carteras latentes para evitar males mayores. Nadie podrá levantar un dedo acusador contra los gestores de tales sociedades o contra los brokers que estudian por encargo las condiciones de mercado en las que se mueven los valores. La acción de ayer, con ser netamente defensiva, estuvo cargada de buenas intenciones para los sufridos pequeños accionistas que vivieron una de las mayores depreciaciones de la historia en la Bolsa de Barcelona. Una hemorragia de papel con auténtico instinto asesino asestó el tiro de gracia a las cotizaciones que habían venido deslizándose con vértigo durante demasiados días consecutivos. El aluvión no dejó títere con cabeza y aún está por ver si se trata del último gran escalón o si cabe esperar ulteriores recortes en función de la evolución de la crisis del Golfo. La experiencia demuestra que determinadas plazas financieras de carácter periférico -Barcelona, Lisboa, Turín...- resultan especialmente ladinas en coyunturas inestables dada su conocida hipersensibilidad a los vaivenes de la economía mundial. Además, la apertura en pánico de Wall Street se encadenó psicológicamente con el último descalabro de horas antes en Tokio.
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