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El aparato del PSOE flexibilizará sus posturas para facilitar un "debate abierto" en el congreso

El aparato del PSOE, controlado por el denominado sector guerrista, está dispuesto a flexibilizar sus posturas para facilitar el "debate de ideas" propugnado por Felipe González y conjurar el riesgo de que las discusiones previas al 32º Congreso degeneren en disputas personales. Las fuentes consultadas descartan, sin embargo, la posibilidad, apuntada en otros sectores del partido, de que el vicepresidente aproveche para dejar el Gobierno en la remodelación ministerial que se espera en octubre, incluso en la hipótesis de que se vea obligado a declarar ante el juez por el caso Juan Guerra.

El sector guerrista, firmemente asentado en la estructura del PSOE, puede tomar la iniciativa para "encauzar" la discusión precongresual, modificando su actitud anterior, reacia a introducir cambios en el esquema de funcionamiento que hasta ahora se ha revelado eficaz en términos electorales. Dirigentes vinculados al aparato sostienen que esta "fexibilización" va a hacerse notar en cuanto se inicien en septiembre las primarias del 32º Congreso en las distintas agrupaciones y federaciones socialistas.El clima de apaciguamiento que se respira tras las hostilidades que suscitaron las declaraciones de Carlos Solchaga, primero, y de Jorge Semprún, después, puede favorecer, según estos dirigentes, la creación de "una atmósfera propicia al debate". La puesta encima de la mesa de "papeles", propuestas y enmiendas sobre las que cambiar impresiones contribuirá a evitar, añaden, que la discusión "se encanalle" y que, salvo en puntos muy concretos, se centre en posiciones personales y no en ideas. Uno de esos puntos sería la Federación Socialista Madrileña (FSM), escenario de la guerra abierta entre su presidente, José Acosta, perteneciente a la "cultura del aparato", y el secretario general y jefe del Gobierno de la Comunidad Autónoma, Joaquín Leguina.

El modelo de organización

Dado que el PSOE no afronta actualmente grandes retos estratégicos, la controversia congresual debería enfocarse sobre todo en la revisión del actual modelo organizativo del partido y la fijación de posiciones respecto a cuestiones de coyuntura política no abordadas en la ponencia-marco oficial, el Programa 2000. Incluso dentro de esa cultura del aparato que suele identificarse con guerrismo Se han levantado voces que abogan por una "reforma" de ese esquema de dirección, que Solchaga calificó de "monolítica".

El principal reto del congreso consiste, a juicio de un cualificado parlamentario socialista, en dotar al PSOE de un nuevo esquema de funcionamiento interno más plural y abierto, que ofrezca un "cauce razonable" de expresión a todos los que se identifican con las líneas básicas del proyecto socialista.

Por otro lado, miembros cualificados de la dirección del PSOE han coincidido en rechazar la eventual salida del Gobierno del vicepresidente Alfonso Guerra, aprovechando la remodelación ministerial que se prevé para el mes de octubre, para centrarse en la vicesecretaría-general del partido. Esta posibilidad había sido apuntada en algunas instancias del Ejecutivo y del PSOE, que argumentaban en su apoyo el desgaste político y personal Sufrido por el número dos socialista por las peripecias económicas de su hermano Juan.

Las fuentes citadas señalan que la marcha del Gabinete sólo se daría "en el muy hipotético caso" de que la decidiera irrevocablemente el propio Guerra. La afirmación de que va a mantenerse la vicepresidencia, hecha por Felipe González en Viena, se ha interpretado en la sede socialista de Ferraz como una confirmación tácita de la continuidad de Alfonso Guerra. De hecho, ni siquiera personalidades del PSOE claramente distanciadas del discurso y de la estética política del vicepresidente, plantean que deba pagar con su salida del Gobierno el coste del caso Guerra.

Un influyente ministro muy alejado de lo que significa el guerrismo manifestó recientemente en privado que, independientemente de las consideraciones morales del caso y de los errores y omisiones cometidos, él no podía permitir que alguien al que el PSOE debe tanto se viera forzado a "salir por la puerta de atrás".

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