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Un soldado de la Cruz Roja, rociado y abrasado con alcohol por impedir que le afeitaran los testículos

La familia del soldado Benedicto Ramos Suárez, de 18 años de edad, que cumple el servicio militar como voluntario en la Cruz Roja de Tenerife, ha denunciado en un juzgado de La Laguna, término municipal de dicha isla, que aquél fue víctima de una novatada que estuvo a punto de costarle la vida. El joven, según explicó él mismo a este periódico, fue reducido a la fuerza por dos individuos -uno de ellos director local de la Unidad de Voluntarios, Socorro y Emergencia (UVSE), y el otro, un voluntario, ambos civiles- que rociaron sus genitales y otras partes de su cuerpo con alcohol y después le prendieron fuego.

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La novatada le produjo quemaduras de segundo grado en la espalda, por las que estuvo hospitalizado 23 días. Los presuntos agresores aseguran que la herida fue provocada por el vapor del agua del radiador de un coche. La Cruz Roja ha decidido expulsar del cuerpo al voluntario implicado, Agustín Hernández Plasencia, y ha suspendido en su cargo al director local de la UVSE (una de las 12 direcciones provinciales del cuerpo), Miguel Ángel Hernández Mascareño. "Las medidas han sido drásticas tras la investigación de los hechos, y ahora sólo cabe esperar la resolución judicial", declaró el presidente provincial de Cruz Roja Española en Santa Cruz de Tenerife, José Vicente González Bethencourt, quien no dudó en calificar el caso como "muy desagradable y excepcional".Los hechos ocurrieron a las 13.45 del pasado 13 de junio, y fueron denunciados primero ante la policía y después en el Juzgado número 4 de La Laguna, 10 días después; "ya que mi hermano tardó en contar la verdad por temor a represalias", declaró Ana Rosa Ramos, hermana del soldado. Ella se decidió a poner los hechos en conocimiento de la justicia el día que supo lo que en realidad le había ocurrido a su único hermano varón. El caso sale ahora a la luz pública al decidirse la familia de este joven a romper su silencio sobre los hechos.

Los presuntos culpables llega ron a visitar a la denunciante en su casa para apelar a su compasión, alegando que uno de ellos tenía antecedentes penales. "En el juzgado me han dicho que no está bien retirar una denuncia por las buenas, y que lo mejor es que el asunto siga adelante hasta sus últimas consecuencias. Yo también tengo hijos y no quisiera que el día de mañana les pasara lo mismo que a mi hermano", indicó.

Por segunda vez

Miguel Ángel Hernández Mascareño y Agustín Hernández Plasencia se encontraban a la hora indicada del 13 de junio en el cuerpo de guardia (dormitorio de los voluntarios del centro) en presencia de Benedicto Ramos y otros dos jóvenes pertenecientes al cuerpo. Cuando se avalanzaron sobre Ramos Suárez y comenzaron a desnudarle a la fuerza, según los hechos denunciados, la joven víctima ya conocía las intenciones de sus agresores, porque lo habían intentado antes sin éxito. Querían afeitarle los testículos, tal como solían hacer con los demás soldados y voluntarios. Como él se había negado hasta entonces (en una ocasión llegó a saltar por una ventana a tres metros de altura para huir) esta vez le sujetaron bien y utilizaron una maquinilla. Sin embargo, el joven frustró una vez más el acoso, y en vista de ello sus agresores decidieron rociarle los genitales y la espalda con una botella de alcohol de un litro, según ha confesado Benedicto Ramos, que acusa a Agustín Hernández de prenderle fuego, posteriormente, con un mechero."Corrí alocadamente en busca de agua para apagarme el fuego que tenía en la espalda; pensé en salir a la calle, a la desesperada, pero me agarraron y me metieron debajo de una ducha. No quiero recordarlo. Sé que no he parado de llorar", relató a este periódico. Los mismos que le habían provocado las heridas trataron luego de curarle, según explica, asustados por el alcance de su acción. Le aplicaron una crema y le trasladaron al Hospital Universitario de Canarias. En el servicio de urgencias, el médico no quería creerse la versión que ofrecía la víctima: "Miguel Ángel me había dicho por el camino que contara que me había quemado con el vapor de agua del radiador de un coche", afirma. En el Hospital Militar de Santa Cruz de Tenerife, adonde fue conducido después, el médico también le miró con extrañeza al escuchar la supuesta causa de la .extensa quemadura que cubría su espalda. Allí permaneció tres semanas y dos días acostado boca abajo.

Los radiadores no queman así

Aparentemente, todos se habían tragado la rocambolesca historia contada por este joven de pocas palabras. "A mi hermano le cuesta hablar, porque es tímido , y hay que sacarle las cosas con cuentagotas, pero yo me di cuenta enseguida de que su versión no encajaba. Un radiador no quema en la espalda, sino en la cara, y hubiera salpicado la ropa. El pantalón vaquero que llevaba estaba intacto, y la camiseta de Bob Marley que tenía puesta ese día desapareció misteriosamente. Cuando mi hermano se sinceró conmigo, no lo dudé: fui inmediatamente a denunciar el caso". dice Ana Rosa Ramos.Tanto la víctima como la denunciante y los presuntos autores del suceso han prestado declaración ante el juez. Benedicto Ramos de León, un pescador de la Cofradía de Nuestra Señora de la Consolación, en Punta del Hidalgo (La Laguna), se ha decidido a denunciar también a las autoridades el drama sufrido por su hijo.

Los mismos que tratan de asustarle ahora le prometieron, a raíz del incidente, que sería licenciado prematuramente y que le indemnizarían si guardaba silencio. "Me querían comprar, pero mi familia está decidida a llegar hasta el final", indicó el joven Ramos Suárez. Durante su convalecencia en el Hospital Militar recibió la visita de dos compañeras voluntarias, un militar y dos miembros de la asamblea local de la Cruz Roja de La Laguna. Tras ser dado de alta, el 6 de julio, debió personarse ante el director local de la unidad donde estaba destinado, precisamente una de las personas implicadas en el caso, Miguel Ángel Hernández Mascareño. Éste le aseguró que no prestaría ningún tipo de servicio hasta que terminara su periodo militar voluntario, según consta en la declaración del joven ante la asamblea provincial de la Cruz Roja. Sin embargo, después, el presidente local de este cuerpo en La Laguna le dijo que sólo podía rebajarlo del servicio durante los tres meses de verano.

Ramos Suárez salpica también en su declaración al vicepresidente de la asamblea local, abogado-funcionario del Instituto Social de la Marina, quien, según él, le sugirió, en compañía de los dos supuestos agresores, que dijera en el juzgado que las lesiones habían sido producidas por el vapor del agua del radiador y no por el alcohol. En la actualidad, Ramos Suárez continúa cumpliendo el servicio militar en otra unidad de destino, en la asamblea provincial de la Cruz Roja.

Verdad o mentira

"Yo no voy a decirle si es verdad o mentira, porque el caso está en manos del juez", respondió Miguel Ángel Hernández Mascareño al ser preguntado por este periódico sobre su posible participación en los hechos denunciados por el joven. "Ese chico dice que ha sido con alcohol, pero lo cierto es que tanto el médico del Hospital Universitario como el del Militar dicen que fue por vapor de agua", añadió. Hernández Mascareño negó que hubiera hablado con el joven después del incidente, y aseguró que en la unidad, en la que lleva 19 años, "no se han cometido jamás novatadas de ninguna clase".

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