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Tribuna:EL FOLLETÍN DE EDUARDO MENDOZA / 18
Tribuna
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Sin noticias de Gurb

Día 22 (continuación)07.50. El ejecutivo y yo nos despedimos. Ya ha tomado la última copa, dice, y ya puede empezar el día con la satisfacción del deber cumplido. Se pone el casco y los guantes. Le pregunto si cree estar en condiciones de ir en moto. ¡Cómo! ¡En moto! ¿Por quién le he tomado? Para ir por ciudad él sólo usa el ala delta.

08.00. Corriendo carretera de Pedralbes arriba, carretera de Pedralbes abajo, consigo que se eleve el artefacto. Dejo ir el sedal. Mi amigo se despide de mí desde el aire azul de la mañana: adiós, adiós, siempre nos quedará el Ampurdán.

08.50. Intento regresar a casa arrastrando los pies. O la expresión (coloquial) no se ajusta a la realidad o existe un método para avanzar arrastrando los dos pies al mismo tiempo que yo desconozco. Pruebo de arrastrar un solo pie y dar un salto con el otro (pie) hacia delante. Me doy de bruces.

08.06. Mientras reflexiono acerca del significado de la palabra bruces, veo ante mis ojos una cartera. Un análisis somero me indica que la cartera perteneció en sus orígenes a un cocodrilo. Un análisis más pormenorizado me indica asimismo que la cartera ha pasado por varias manos y ha acabado perteneciendo, hasta el instante de su pérdida, a mi amigo el ejecutivo. Ahora la cartera pertenece a lo que dicte mi peculiar sentido de la honradez, je, je. Temperatura 23 grados centígrados; humedad relativa, 56%; suave brisa de levante; estado de la mar, marejadilla.

08.07. Examino el contenido de la cartera del ejecutivo. Tres o cuatro mil pelas, que trasvaso a mis bolsillos sin demora. Documento nacional de identidad, permiso de conducción, tarjetas de crédito y carnés acreditativos de la pertenencia de su titular al mundo de los seres activos y predominantes. Foto de un perro lobo junto a un pino. Total, nada.

08. 10. Estoy por tirar la cartera y su contenido a una alcantarilla cuando descubro un compartimento cerrado por medio de una cremallera. Forcejeo. Todavía no he conseguido dominar este extraño mecanismo (ni entender cómo una cosa tan absurda goza de tanta difusión), por lo que acabo rompiéndolo. Del compartimento extraigo una fotografía. Una moza de muy buen ver. Al dorso de la foto, una breve dedicatoria: chato, moderno, ¿quién te quiere a tí? Cuqui.

08.11. Vaya, vaya.

08.12. Decido regresar a casa. Pasa un taxi, lo paro, subo. Camino de casa, la radio da las noticias. Ha habido otro accidente en la central nuclear de Vandellós. Un portavoz de la central informa al público de las ventajas de ser un mutante. ¡Sorprenda cada día a su familia!, exclama. El taxista no parece convencido. Si él mandara, dice, trasladaría la central al coto de Doñana. Así aprenderían estas especies protegidas de mierda, dice.

08.30. Me meto en casa apresuradamente. La hostilidad del vecindario va en aumento. La portera se ha hecho una cerbatana con el mango de la escoba y me lanza dardos impregnados en curare. Un vecino arroja aceite hirviendo por el hueco de la escalera cuando me ve pasar. Otro ha metido tarántulas en mi piso.

He de emplearme a fondo con el Cucal. 08.45. Decido poner fin a este malentendido. Esta tarde reuniré a todos los vecinos, les daré una merienda, escucharé sus quejas (con paciencia) y me rehabilitaré a sus ojos. Si alguno quiere darse un chapuzón en la piscina, podrá hacerlo gratis.

08.50. Salgo a comprar lo necesario para el guateque. Adopto la apariencia de Alfonso V el Magnánimo (1396-1458) y me echo a la calle.

09.00. Compro dos docenas de brioches, una pastilla de mantequilla, cien gramos de mortadela, una gaseosa.

09.10. Compro farolillos de papel, globos, serpentinas.

09.20. Regreso a casa. Alacranes en el buzón, una cobra en el ascensor, napalm en el rellano.

09.50. Termino de preparar los bocadillos. Me han quedado un poco mal, quizá porque, a falta de cuchillo, he tenido que usar los alicates.

10.00. Redacto las invitaciones. Tengo el honor de convidar a don... y señora a la recepción que se celebrará, etcétera, etcétera. Se ruega traje oscuro y bla, bla, bla. Han quedado muy bien.

10.05. Meto los tarjetones en sus sobres respectivos. Paso la lengua por la banda engomada de los sobres a fin de que éstos se adhieran (a sí mismo). La goma es tan sabrosa que no puedo evitar comerme tres sobres y sus correspondientes tarjetones. Mientras realizo la operación pienso en lo feliz que podría ser si las cosas salieran a la medida de mis deseos: el bar de la señora Mercedes, .mi vecina, etcétera. Cuento los días que faltan para Navidad.

10.15. Un susurro me saca de mi abstracción. Alguien ha deslizado un sobre por debajo de la puerta. El sobre no lleva remitente. Dentro hay una sola hoja impresa, cuyo contenido es el siguiente: ¿Qué, lo pasaste bien anoche?

Pues hoy lo puedes pasar aún mejor si vienes a verme. Soy un tocinillo del cielo con almíbar y miel, aromas y conservantes (E 413, E 642), sólo para tu boquita de tigre.

Calle del Turrón de Yema, 5, ático 2ª (esquina Travessera de les Corts)

P. S. Olvídate de tus vecinos, que son unos ordinarios.

10.25. En vista de que hay alguien empeñado en obstaculizar mi reinserción social, rompo las invitaciones, me como todos los brioches y pego fuego a los farolillos. Con las serpentinas me hago una falda de hawaiana.

10.40. Bailo un rato, pero me aburro en seguida.

10.45. Telefoneo al hospital donde convalece la señora Mercedes. Hablo con el señor Joaquín. ¿Cómo van las cosas? Muy bien, muy bien. El médico ha dicho que la señora Mercedes puede irse a casa cuando quiera. Y él también, naturalmente. Es posible que mañana estén los dos de nuevo en el bar. Es una buena noticia y me congratulo de ella. Colgamos.

11.00. Hace una mañana soleada, limpia, seca y no tan calurosa como en días anteriores. Decido dar una vuelta. ¿A dónde iré?

11.05. Decido visitar algún museo de pintura, tema en el que no estoy muy impuesto. La verdad es que en mi planeta damos mucha importancia a las artes plásticas, en parte porque entre nosotros el daltonismo y la presbicia son congénitos y en parte porque la cosa de la estética nos trae sin cuidado. Por este motivo, y también por mi escasa inclinación natural al (y aptitud para el) estudio, poseo una formación algo deficiente en este terreno. Si alguien me preguntara qué pintores conozco, diría que Piero della Francesca, Tápies y pare usted de contar.

11.30. Me persono en el Museo de Arte de Cataluña. Cerrado por obras.

11.45. Me persono en el Museo de Arte Contemporáneo. Cerrado por obras.

12.00. Me persono en el Museo Etnológico. Cerrado por obras.

12.20. Me persono en el Museo de Arte Moderno. Cerrado por obras. La directora me explica que la autoridad responsable ha decidido actualizar el museo y convertirlo en un centro multisectorial, interdisciplinario y, si el presupuesto llega, lúdico. Para ello levantarán un edificio de 15 plantas, que albergará dos teatros, cuatro cafeterías, una tienda de souvenirs, un hogar de ancianos, la actual colección de pintura del museo, los espejos deformantes del Tibidabo y la colección Planelles de esparadrapos. Las obras, que inicialmente debían estar listas para el 92, no podrán empezar hasta el 98. Mientras duren las obras, los cuadros han sido depositados en los almacenes del puerto que otra comisión municipal hizo derribar el mes pasado. Debido a ello, es muy probable que a estas horas los cuadros vayan a la deriva por el Mediterráneo. No obstante, añade, si quiero visitar el museo, no saldré defraudado, porque esta misma mañana les han traído un mamut para que lo guarden hasta que finalicen las reformas del Museo de Historia Natural, actualmente cerrado por obras.

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