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El urbanista Winkler cree que en Madrid se circula de manera agresiva y caótica

Juan Antonio Carbajo

Bernhard Winkler, el urbanista que planificó el cierre al vehículo privado del centro de Bolonia (Italia) y Múnich (República Federal de Alemania), considera que el tráfico en Madrid es agresivo y caótico y que, si no se toman medidas, la ciudad llegará a paralizarse. Winkler, que intervino ayer en los Cursos de Verano de la Universidad Complutense, considera que la principal receta para mejorar el tráfico es un menor egoísmo del madrileño, que dispone de una red de transporte colectivo "muy buena, aunque anticuada".

"Madrid es una ciudad maravillosa los domingos por la mañana", considera el catedrático de Gestión Urbanística de la Universidad de Múnich, Bernhard Winkler, el hombre que se ha ganado, a su pesar, el apelativo del mago del tráfico. Este urbanista ha trabajado en varias ciudades "víctimas del coche" para reconvertirlas en "espacios públicos de convivencia", según comentó ayer en el curso Crisis de las grandes ciudades, de la Universidad Complutense.Sus recetas tienen como pilar básico la limitación del tráfico privado en los cascos históricos. "Lo importante es la influencia psicológica que crean las zonas peatonales. Es otra forma de ver la ciudad. Prescindir del coche otorga calidad de vida y favorece la convivencia urbana", considera.

Winkler afirma que Madrid está sufriendo ahora el caos automovilístico que hace años obligó a Múnich a reflexionar sobre la ocupación del espacio por los vehículos. "La posesión del coche es símbolo de bienestar y libertad pero debemos encontrar otro sistema de movilidad que no ponga en peligro la ciudad"

"El tráfico en Madrid es muy agresivo y egoísta", dice Winkler. "La gente aún no se ha dado cuenta del caos y de que la actual situación, de no remediarse, puede llegar a paralizar la ciudad. Se adquieren coches maravillosos y no reparan en que alguien se debe ocupar de arreglar el tráfico", afirma.

Calles largas y anchas

El catedrático alemán considera que Madrid tiene un diseño urbano excepcional para el tráfico -"calles muy largas y anchas"- y con un sistema de transporte colectivo "muy bueno". "La red de metro está muy bien conectada pero se utiliza poco", afirma.El único problema para urbanista es la antigüedad de infraestructura del transporte. "Cuando todo sea más moderno la gente entenderá por qué ha de dejar el coche en casa". Winkler se sorprende de que el paseo de la Castellana no sea un lugar de encuentro y conviviencia para los madrileños. "Su función es dividir a Madrid en dos partes".

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El urbanista considera que todo plan debe empezar a aplicarse en el centro para luego extenderse a las periferia. "Lo ideal, por ejemplo, es que la Gran Vía no se usara para trasladarse de un sitio a otro sino para andar", afirma.

Winkler, que está trabajando en el tráfico de Florencia, en Italia, y Francfort, en la República Federal de Alemania, no se considera enemigo de las grandes obras de infraestructura que se acometen en Madrid: "Cuantos más coches haya en la M-30 y en la M-40, mejor".

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