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El último encierro en Leganés se salda con 18 heridos

Un total de 18 personas resultaron heridas, tres con pronóstico de menos grave y el resto leves, en el último de los encierros de las fiestas de Leganés celebrado ayer durante más de dos horas.Francisco Javier Figueras, de 25 años, sufre una herida de ocho centímetros por asta de toro en la cara interna del muslo derecho.Tras ser atendido, como el resto de los heridos, en el hospital de campaña instalado junto a la plaza de toros, fue trasladado para su observación al Severo Ochoa. Andrés Vargas Fernández, de 16, presenta una herida inciso-contusa de siete centímetros a nivel de la espina ilíaca derecha provocada al clavarse el cinturón en una caída durante el encierro. Moisés Jiménez Moheda, de 21, resultó con una luxación en el hombro izquierdo.

Los otros 15 heridos, todos leves, fueron atendidos de contusiones, puntazos, erosiones y golpes. Dos más tuvieron que ser ingresados en la tienda destinada a intoxicaciones etílicas. Responsables sanitarios manifestaron que el aumento de heridos en el último de los encierros se debió a una mayor afluencia de gente por el fin de semana y al consumo previo de alcohol. Durante los tres días de encierros se han producido un total de 33 heridos. Los cinco de cornadas evolucionan favorablemente.

Fiesta del agua

Finalizado el encierro, más de 5.000 personas se congregaron en las inmediaciones del ayuntamiento para mojar y mojarse en la Fiesta del Agua. Cubos, barreños, palanganas, botellas o vasos de plástico eran las armas utilizadas por los mojados participantes, que cargaban baterías en las mangueras de las bocas de riego abiertas por el Ayuntamiento. Durante las dos horas que duró la fiesta la consigna fue "mira, ése va seco". A los pocos segundos el viandante debía sufrir los envites de un chorro más o menos grande de agua. Unas vallas rojas delimitaban el recinto en una área peatonalizada que abarcaba las plazas de España, Fuentehonda y Roma.A las 13.00, tal y como estaba previsto por la organización, se cerraron todas las bocas de riego. En ese momento varios centenares de personas se dirigieron a la iglesia de El Salvador con la intención de "mojar a los novios". Después de un conato de enfrentamiento en que uno de los coches de un séquito nupcial fuese baqueteado, la policía intervino para disolver a los que querían proseguir con la mojada fiesta.

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