Sutil aburrimiento

Con sutil delicadeza, como el que no quiere la cosa, los novillos dé Felipe Lafita (El Torreón) derrocharon sobre el ruedo de Vista Alegre una carga intensa de desinterés y hasta cierto punto de desconcierto.Novillos indefinibles, ni bravos, ni mansos, pero sí sosos, aburridos e insípidos. Ganado por tanto al borde de lo comercial, y también al límite de lo apetecible por los taurinos, desgraciadamente, claro, porque ellos, los taurinos, defienden otra fiesta y abogan por la comodidad.

De este modo los principiantes se asustan menos, pero el espectáculo que se ofrece va en detrimento del sufrido aficionado, a quien no le que ' da más remedio que ver transcurrir la tarde en un tono de sutil indiferencia.

Bastó con que el cuarto de la tarde sacase más reste y tuviese más fijeza, más acometividad para que Jesulín de Ubrique comunicase con el público a través de su toreo personal, de preferencias intimistas y cercanas.

De esta forma el espectador despertó al cabo de su sopor, y Jesulín de Ubrique pudo ser triunfador si hubiese entrado a matar con más verdad.

Y triunfador puede ser por su parte Sánchez Mejías con el tiempo, porque deja entrever el toreo verdadero, de medio pecho, pata p'alante y muleta también.

Más retrasado de brazos y de piernas se queda Chiquilín, vertical y amanoletado, codillero en exceso. Aunque con cierta inevitable frialdad, también interesaron fases de su toreo, porque los tres, desde luego, pusieron empeño en romper el suave tedio del espectador.