40 vecinos de una finca se ofrecen a testificar contra unos traficantes

Unos 40 inquilinos de un inmueble de la localidad madrileña de Fuenlabrada quisieron presenciar y testificar en el registro efectuado en un piso ocupado por seis ghaneses a los que la policía decomisó 2.200 dosis de heroína y cerca de 1,5 millones de pesetas. Los vecinos querían expresar así su apoyo a la operación antidroga realizada por efectivos de la comisaría del distrito de Latina, según informaron, ayer fuentes policiales.

Hace una semana, agentes del grupo de investigación de la comisaría de Latina iniciaron sus pesquisas al localizar a un grupo de africanos que se dedicaba a1a venta de droga en la calle de Montera, cerca de la Puerta del Sol. El seguimiento a que fueron sometidos los traficantes hizo que la policía descubriera que éstos pernoctaban en un piso del número 1 de la calle de Málaga, situadad en lalocalidad de Fuenlabrada.Las posteriores observaciones policiales permitieron comprobar que el piso primero, letra F, del citado inmueble era visitado constantemente por jóvenes que entraban y salían al cabo de unos pocos minutos, tras adquirir las dosis de heroína que se inyectaban a continuación. Paralelamente, los agentes localizaron otra vivienda contigua, la del primero G, a la que los supuestos camellos accedían a través de una pequeña terraza.

El juez de instrucción de Fuenlabrada autorizó la entrada y registro en los dos pisos mencionados. Cuando los agentes llamaron a la puerta de la vivienda, los ghaneses se negaron a abrir y aprovecharon la demora para arrojar por el inodoro una cantidad de droga que no ha podido ser precisada, según fuentes

2.200 dosis de heroína

Pese a ello, los funcionarios decomisaron 2.200 dosis de heroína, 25 aparatos de imagen y sonido, cuatro relojes de oro de marcas de gran prestigio, cuatro planchas que aún conservaban las etiquetas de unos grandes almacenes y cerca de un millón y medio de pesetas.

Los detenidos son Pecks Sabone, de 25 años de edad; Joseph Mensah, de 29; Ofosu Manu Agyakwa, de 35; Slaicu Chales, de 20; Kofi Tzor, de 22, y Yaa SiKayena, una mujer de 30 años. Todos estaban ilegalmente en España.

Según las fuentes informantes, las investigaciones han puesto de manifiesto que el piso F era empleado por los narcotraficantes como base de operaciones, mientras que el G lo utilizaban sobretodo para mantener oculto el dinero.

Los vecinos quisieron mostrar su apoyo a los policías y "exigieron como homenaje a ellos poder testificar en el registro realizado en los pisos", según las mismas fuentes. El jefe de la operación permitió que cuatro ciudadanos -dos más de los exigidos por la ley- estamparan su rúbrica en las actas levantadas al efecto.